Que decidan los trabajadores

Haciéndome eco de la polémica suscitada -no sólo en Aranjuez, sino que ha trascendido a los medios de difusión, cartas aparecidas los días 20 y 26 de agosto en EL PAIS-, a raíz de la entrega por el Gobierno a UGT de la Casa Sindical de Aranjuez, pretendo y espero contribuir acertadamente a dicha polémica.La entrega por el Gobierno de UCD de esa casa sindical no sólo significa una medida arbitraria y claramente discriminatoria, sino que es un auténtico robo que el Gobierno hace a todos los trabajadores, porque, saltando por encima de la justa reivindicación del patrimonio sindical, que los trabajadores hemos venido reiterando en este país, desde que se percibiesen los primeros aires de libertad, primero se apodera de todos los locales de la antigua Organización Sindical y, pasados unos años, reparte solamente algunos de estos locales, sólo a algunos sindicatos, no a todos los trabajadores, sin que exista ningún criterio que lo justifique.

Lo que ha ocurrido es sólo eso, un simple robo del Gobierno, que quizá sólo tenga la atenuante de unas escrituras que, al parecer, existen y que declaran la existencia de unos terrenos -sobre los que hoy se asienta el edificio que ahora, injustamente, se le entrega a UGT-, al parecer también proiedad de dicha central sindical, pero que, en modo alguno tenían el valor ni económico ni histórico que los locales que ahora se le entregan.

Comprendo que este Gobierno cometa semejantes atropellos y comprendo aún más que quiera a UGT, su buen comportamiento, pero no alcanzo a entender cómo los dirigentes de UGT han podido prestarse a semejante juego, y no sólo porque lo han hecho a sabiendas de que la inmensa mayoría de los trabajadores y el 85 % de los delegados de Aranjuez ya habían manifestado su oposición a tal medida meses atrás, sino porque ellos saben muy bien que ahora el Gobierno, con tal medida, pretende enfrentar a los sindicatos de Aranjuez, para distanciarnos y hacernos más débiles a la resistencia que a los planes patronales debemos conjuntamente oponer, especialmente para luchar contra el alto índice de desempleo que padecemos en nuestro pueblo.

Yo pienso que, en esta situación, la única solución posible y democrática que cabe es que decidan los trabajadores y que UGT se deje -como niño en Reyes- de repetir una y otra vez que los locales en litigio son suyos, aviniéndose, o bien a constituir desde ahora mismo una junta de administración que, compuesta por los tres sindicatos que operan en la localidad (CC OO, UGT, SU), garantice el uso en plano de igualdad para todos los trabajadores y sindicatos, o bien que UGT se una a la promoción de una consulta mediante asambleas, fábrica por fábrica, tajo por tajo, en las que los obreros, democráticamente, decidan a quien pertenece de verdad y cómo se ha de administrar la casa sindical.

secretario local del SU en.