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LA CRISIS POLÍTICO-SOCIAL EN POLONIA

Los obreros polacos consiguen del régimen el reconocimiento del derecho de huelga

Los huelguistas polacos del Báltico consiguieron ayer una nueva victoria en su enfrentamiento con el régimen comunista: las autoridades polacas reconocerán el derecho a la huelga en la nueva ley sindical, que comenzará a prepararse en breve. El comité interempresas de los astilleros Lenin, de Gdansk, reanudó ayer sus negociaciones con la comisión gubernamental presidida por el viceprimer ministro, Mieczyslaw Jagielski, una vez que las autoridades aceptaron las exigencias obreras de restablecer las comunicaciones entre la zona del Báltico y el resto de Polonia y retransmitir por radio, en directo, los primeros minutos de la negociación.

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En su primera intervención frente al presidium del comité de huelga, Jagielski dijo que en la nueva ley sindical se contemplará el derecho de los trabajadores «a parar su trabajo» si no es posible un acuerdo entre ellos y la dirección de la empresa.Por su parte, Lech Walesa, líder del movimiento sindical del Báltico, comentó ayer que, mientras las negociaciones prosiguen, los huelguistas están dispuestos a renunciar al aumento salarial solicitado, de 2.000 zlotys (66 dólares) mensuales, pero «en ningún caso renunciaremos a constituir organizaciones sindicales libres». Añadió que los comités interempresariales de Gdansk, Elbiag y Szczecin podrían ser el embrión de los nuevos sindicatos autónomos.

Un huelguista declaró que la cuestión de los sindicatos libres es esencial: «Si no se atiende esta petición», dijo, «convocaremos la huelga general».

Por otra parte, el consejo central de los sindicatos polacos celebró ayer en Varsovia su primera reunión extraordinaria con el fin de estudiar la situación social creada por las huelgas en Gdansk y otras ciudades del país, informa desde Bonn Julio Sierra.

Entre tanto, el paro se ha extendido a los servicios públicos en varias ciudades del país, como Lodz, Koszalin, Rzeszow, Wroclaw y Olsztyn. Un hecho de gran interés se refiere a la situación financiera: el nuevo ministro de Finanzas, Marian Krzak, ha sido el primer político de su país que ha criticado el elevado endeudamiento exterior que padece Polonia. En total, Varsovia debe al exterior 20.000 millones de dólares, cifra equivalente al doble del producto social bruto anual.

Mientras Radio Varsovia informaba ayer que la huelga se había extendido a los transportes públicos en las ciudades afectadas por las huelgas portuarias (el número de huelguistas oscila según los cálculos), Trybuna Ludu, órgano oficial del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP), hacia un llamamiento en favor de una «vuelta a la confianza mutua» entre el Estado y los huelguistas «por el camino de las resoluciones del Comité Central: buscando la solución de las demandas sociales y político sociales y no limitándose a un restablecimiento de la ley y el orden». El periódico recomendaba ayer también que «trabajadores y Gobierno deberían examinar sus propias faltas y facilitar así una solución de la crisis».

En cuanto a la reunión extraordinaria del consejo central de los sindicatos, todos los medios informativos polacos coincidieron en calificarla previamente como «extraordinariamente importante». Los mismos medios no escatimaron críticas a la burocratización de las organizaciones laborales oficiales. La agencia polaca PAP atribuye a esta reunión, sobre cuyo desarrollo no han trascendido más que algunos detalles, una autocrítica y la propuesta de intervenir más activamente en el control de los precios de los bienes de consumo. Por otra parte, los trabajadores en huelga han decidido mantener su postura a pesar de las incesantes promesas del Gobierno. Incluso el paro se extendió ayer tarde a ciudades aleladas del Báltico, como Wroclaw, en el suroeste del país, en donde los transportes públicos se han solidarizado con sus compañeros del Norte.

A pesar de ello, el Gobierno parece dispuesto a continuar las negociaciones con los huelguistas. Hasta el momento no se ha confirmado ni desmentido si en estas conversaciones participa el nuevo jefe del Gobierno, Josef Pinkowaki, quien, según un despacho de agencia, se trasladó ayer a Gdansk.

Se calcula que cada día de huelga significa pérdidas de un millón de dólares a la economía polaca, que el año pasado sufrió gravemente la crisis internacional. Según el ministro de Finanzas, mientras la gran mayoría de países dedica en sus respectivas etapas de crecimiento industrial la mayor parte de los créditos exteriores a bienes de equipo, Polonia en cambio ha destinado enormes sumas a la compra de bienes de consumo.

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