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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La subida de las quinielas

Se ha consumado el error: el día 18 de agosto, el BOE publicó una resolución por la que el precio de la columna sube, de 7,50, a diez pesetas.De esta subida de 2,50 pesetas, dos corresponden a la subida normal, más o menos justificada por la inflación. Pero no se alteran las reglas del juego. De este aumento, el mismo porcentaje que antes (el 55% irá a parar a los apostantes, pues se repartirá en premios.

Dudo que este incremento de dos pesetas aumente la recaudación, y en todo caso, si lo hace no será en la proporción de 7,50 a 9,50, pues los apostantes tenderán a jugar el mismo número de pesetas que jugaban el año pasado más que el mismo número de columnas, excepción hecha, claro está, de los modestos apostantes que juegan dos u ocho columnas, quienes, en lugar de gastarse quince o sesenta pesetas, tendrán que emplear veinte u ochenta, respectivamente.

Pero, en todo caso, nada se puede objetar a esta subida, que mantiene la «esperanza matemática» del apostante al mismo nivel que el año pasado. O, dicho de otro modo, por cada peseta invertida, las probabilidades de obtener un determinado valor de premio son las mismas que el año pasado.

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Pero otra cosa totalmente distinta es la subida de cincuenta céntimos hasta las diez pesetas. Esta subida, de la que nada va a los premios, altera gravemente las reglas del juego en perjuicio del apostante. Obsérvese que el año pasado, por cada diez pesetas apostadas, 5,50 se repartían en premios; es decir, el conocido 55%. Pues bien, este año, por cada diez pesetas apostadas sólo se repartirán en premios 5,225, es decir, el 42,25%. La cosa tiene mayor importancia de lo que parece a primera vista, al juzgar los fríos porcentajes. Digamos que si se mantuviese el mismo nivel de apuestas del año pasado, los apostantes dejarían de percibir cada semana unos veintidós millones de pesetas. Y en toda la temporada unos seiscientos millones de pesetas. Me da la impresión de que se está matando, o debilitando mucho, a la gallina de los huevos de oro.

Se ha dicho que el contribuyente español no iba a financiar el Mundial-82. Pero ¿por qué han de hacerlo los apostantes de quinielas? Tengan en cuenta los señores del patronato que «la avaricia rompe el saco», y a lo peor se llevan una desagradable sorpresa con las recaudaciones este año.

Desde luego, aquí hay un veterano y asiduo apostante que desde ahora «pasará» totalmente de las quinielas. ¡Así no juego!/

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