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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¿Qué pretende el PSOE?

Siempre se han caracterizado algunos dirigentes del PSOE por su manifiesto «mal estilo», condición que, hasta ahora, no se había extendido a Gregorio Peces-Barba. Su artículo en EL PAIS del 13 de agosto, «Reflexiones sobre la conducta política de Alejandro Rojas Marcos», revela que, también él, se ha contaminado de cierto «espíritu de partido». Sus «reflexiones» se convierten en diatribas, y sus datos biográficos sobre Rojas Marcos, en parciales y malintencionadamente seleccionados. ¿Acaso no recuerda que estuvo dos veces procesado, condenado al destierro? ¿O que fue el principal motor de las «juntas democráticas » en Andalucía? No es cuestión de recordarle la memoria a Peces-Barba con otros datos de la biografía de Rojas Marcos, sino que aquí se trata de una cuestión de fondo, que es la que convendría plantear. Y la cuestión de fondo es la siguiente: al PSOE le ha salido en Andalucía un contrincante difícil de «roer» con el PSA; el PSOE se considera a sí mismo como el único interlocutor válido de la izquierda socialista (lo que no es bueno para el PSOE no es bueno para toda la izquierda); el PSOE continúa creyéndose alternativa de poder. Por todo eso, el PSA le estorba, le distorsiona, le «pone nervioso». Y, lo que es peor, le ha venido poniendo en evidencia respecto a su política autonómica en Andalucía; le ha obligado a «chupar rueda»; le ha hecho caer en manos del hábil oportunismo de Rafael Escuredo. Y todo esto no lo perdonan.Sólo así se explica la última y más reciente campaña desatada por el PSOE contra Rojas Marcos. Suárez y Rojas Marcos se han convertido este verano en la personificación de todos los males del país. Parece como si eliminando a estos personajes, todo se arreglaría como por ensalmo.

El amigo Peces-Barba detalla por su parte una serie de agravios cometidos por Rojas Marcos -personifica en él a todo el partido- contra la izquierda en general, y el PSOE, en particular. Saca a relucir -¡cómo no!- el voto de investidura, pero silencia el de censura; la minoría andalucista en el Parlamento; los contactos con los nacionalistas vascos y catalanes; el grupo andaluz en el Parlamento catalán, como botones de muestra de unas «indiscutibles» veleidades, por parte de Rojas Marcos hacia la derecha. Aprueba, pues, los insultos «sintéticos» de Guillermo Galeote. Y, sin embargo, olvida que siempre que en el Parlamento se ha votado algo verdaderamente importante para el futuro del país, siempre, el grupo andalucista ha dado un voto de izquierdas y progresista. ¿No le dice nada a Peces-Barba el Estatuto de los Trabajadores y la ley de Centros Docentes?

A mi buen amigo Peces-Barba -hace mucho tiempo que, desgraciadamente, no hemos coincidido- yo le recomendaría más objetividad y menos subjetivismo. En nuestro país no es posible el bipartidismo. El PSOE no es el único representante de la izquierda. En Andalucía, concretamente, ha brotado un nacionalismo de izquierdas que exige voz propia, por mucho que le moleste a los cenáculos de Madrid./

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presidente de la comisión permanente del PSA.

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