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La Junta de Andalucía fracasa en su intento de frenar la huelga de hambre de Marinaleda

El movimiento de protesta iniciado en Marinaleda hace ya ocho días con la declaración de huelga de hambre de más de setecientas personas, se ha extendido a otros pueblos de la provincia. Para esta mañana se anuncia un encierro de alcaldes y concejales en un organismo oficial de Sevilla tras haber protagonizado ayer en sus respectivos pueblos diversos actos de protesta por la falta de fondos para el empleo comunitario. En el transcurso de un corte de tráfico fueron detenidos ayer un diputado provincial, el alcalde accidental de Las Cabezas de San Juan y un afiliado a Comisiones Obreras. La generalización de la tensión en el campo sevillano ha obligado a la,Junta de Andalucía a intervenir, recomendando calma a los trabajadores afectados por el paro.

La visita del consejero del Interior de la Junta de Andalucía a Marinaleda no produjo sino insatisfacción y desencanto. Antonio Ojeda, que estuvo acompañado por el director general de su departamento, ambos del PSOE, no quiso asistir a una asamblea convocada para la hora de su llegada al pueblo. Se limitó a conversar con el alcalde, Juan Manuel Sánchez Gordillo, al que pidió que los huelguistas depusieran su actitud, ante las gestiones que él estaba realizando en el Gobierno Civil de Sevilla. Según Ojeda, a través de una negociación bien llevada, el Gobierno puede librar una cantidad suficiente de dinero, para combatir el paro hasta que en septiembre se apruebe el plan de urgencia que la Junta está elaborando, y que en expresión textual del consejero «vendría a cambiar sensiblemente la situación laboral en Andalucía». Continuamente Ojeda insistió en la vía de la negociación y en que se ponga fin a la huelga en Marinaleda.La actitud del consejero sorprendió negativamente a los huelguistas, tanto más cuando el día anterior la Junta había anunciado unilateralmente que tras esta visita se pondría fin al conflicto.

A la pregunta de si van a seguir los consejos de la Junta, varios trabajadores consultados se mostraron tajantes: «Rotundamente, no, porque el consejero no ha ofrecido nada, ni siquiera la mediación ante los ministerios económicos».

Por su parte, Juan Manuel Sánchez Gordillo, del Sindicato de Obreros del Campo, dice que sólo la asamblea es soberana y que la decisión de continuar o no en huelga la adoptarán libremente los vecinos de Marinaleda. A la hora de cerrar esta edición la decisión aún no se había producido, pero todos los indicios hacen suponer que la mayoría de los huelguistas votarán por seguir adelante. El comentario generalizado en la Casa de la Cultura, lugar donde se celebran las asambleas, es que se declararon en huelga para llamar la atención del Gobierno, y éste aún no ha respondido.

Los efectos de la huelga

Juan Manuel Sánchez Gordillo ha perdido ocho kilos desde que el pasado día 12 dejara de ingerir alimentos. Desde entonces, como setecientas personas más, sólo ha tomado agua con azúcar, y en cantidades insuficientes, a decir de los dos médicos del pueblo, Jober Ahmad y Antonio Jiménez. El primero, que estaba de vacaciones, al enterarse por la Prensa del conflicto volvió inmediatamente a su puesto de trabajo. Recomienda continuamente a los huelguistas que depongan su actitud. «Desde el punto de vista médico, no podemos aprobar que nadie se haga daño a sí mismo, y esta gente se está haciendo daño».

Antonio Jiménez, saliendo al paso de posibles especulaciones, se empeña en contar que una embarazada de ocho meses, Esperanza Martín, que ha sido ingresada en la ciudad sanitaria de Sevilla a causa de trastornos producidos por la huelga de hambre, tenía el feto muerto desde hace cuatro meses. «Aunque yo le aconsejé que dejara la huelga, no quiero que ahora nadie diga que a causa de ella ha perdido el hijo que esperaba, porque no es cierto». Según los médicos, se han producido varios casos de hipoglucemia, de crisis de hipotensión y desvanecimientos.

Otros casos que han atendido han sido los de personas que, tras abandonar la huelga, han ingerido alimentos sólidos que les han producido graves trastornos gástricos. «Ayer vino uno que, después de seis días sin comer, se tomó un plato de arroz con chorizo. Naturalmente, ahora tiene gastroenteritis».

Uno de los principales enemigos que tienen los huelguistas es el calor. Marinaleda está situada en plena «sartén de Andalucía». La media de temperatura a la sombra que se está registrando estos días es de 41 grados. «En esta situación, y con la falta de proteínas que ya acumulaba la mayoría de los que están en huelga, no pueden seguir adelante», insisten una vez más los médicos, mientras atienden a un emigrante catalán, Antonlo Martín, cinco días en huelga por solidaridad y enfermo de úlcera.

El alcalde tiene en cuenta esta situación; de ahí que aconseje reiteradamente que aquellas personas que se sientan mal que lo dejen, «que ya han cumplido con su obligación». Otra causa que hace especialmente difícil la situación a los huelguistas es la falta de previsión que tuvieron los primeros días del conflicto, desplegando entonces gran actividad, creyendo que la huelga acabaría pronto. «¡Cómo nos íbamos a imaginar que el Gobierno ni en esta situación iba a atender a sus gobernados! », dice tristemente el alcalde, que sólo al séptimo día de huelga ha consentido en reposar en una manta en el suelo, «que es donde hace más fresco».

Muestras de solidaridad

A lo largo de la jornada de ayer, la asamblea de vecinos y el propio alcalde recibieron numerosas muestras de solidaridad de ayuntamientos de pueblos de toda Andalucía, que enviaron telegramas de adhesión. Algunos de estos telegramas anunciaban la adopción de una actitud similar en sus pueblos para los próximos días. Asimismo, el Ayuntamiento de San Sebastián envió otro telegrama. Hay también un capítulo de anécdotas; entre ellas, cabe destacar el telegrama del fundador del Partido Proverista, Malsonave, que anuncia su intención de instalar muy pronto una fábrica de helicópteros en Marinaleda.

Mientras continúa la huelga en Marinaleda, las acciones de protesta se extienden por toda la provincia sevillana. Ayer, el conflicto más grave se produjo en Las Cabezas de San Juan, cuando en un corte de tráfico en la autopista Sevilla-Cádiz, en demanda de fondos del empleo comunitario, fueron detenidos un diputado provincial, el alcalde en funciones de la localidad y un militante de Comisiones Obreras. Al ser los tres miembros del Partido Comunista de Andalucía, el comité provincial de este partido y la diputación hicieron gestiones para su inmediata puesta en libertad. A la hora de cerrar esta edición habían sido puestos a disposición de la autoridad judicial.

En señal de protesta por estas detenciones, los comercios, bares, bancos, una gasolinera de las existentes y, demás empresas de Las Cabezas cerraron, declarándose una huelga general en el pueblo. Más de setecientas personas permanecían anoche ante el ayuntamiento, esperando noticias de los tres detenidos. El alcalde titular, José Manuel González (PCA), que estaba de vacaciones, se incorporó inmediatamente a su despacho.

Por otra parte, los alcaldes de la Candidatura Unitaria de Trabajadores (CUT) han decidido seguir potenciando las luchas en Andalucía hasta conseguir una respuesta concreta de la Administración. A este respecto, la CUT y el SOC han convocado un encierro para hoy en un organismo oficial de Sevilla. Ayer, una caravana de coches que partió de Gilena recorrió varios pueblos de la provincia explicando la situación y solicitando adhesión al movimiento de lucha contra el paro. Finalmente, el presidente de la Junta de Andalucía, en declaraciones a la Prensa, ha dicho que el problema hay que enfocarlo hacia los gobiernos civiles más que hacia la Junta. La política de la Junta, dice Rafael Escuredo, es insistir en que envíen más dinero para el empleo comunitario, pero la política del Gobierno es no enviarlo, porque son gastos sin inversión, que producen inhibición en la actitud de empleo y generan inflación. Esta política del Gobierno puede llevar a situaciones verdaderamente graves, como la de Marinaleda y la de ciertos pueblos. «Hay que salir de la falsificación que supone reducir el problema andaluz allí donde se plantea una huelga de hambre, porque, repito, hay cientos de pueblos en la misma situación en Andalucía».

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