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La tormenta de la madrugada de ayer causó un muerto y numerosas pérdidas materiales

Una persona muerta por un rayo en las proximidades de Guadarrama y daños considerables en viviendas, comercios, parques y automóviles (muchos de éstos por accidentes) fue el balance de una fuerte tormenta que se desencadenó a primera hora de la madrugada del martes en Madrid y su provincia. La tormenta, acompañada de fuerte aparato eléctrico y de lluvia, que produjo inundaciones aisladas, y el viento huracanado, que alcanzó velocidades próximas a los cien kilómetros por hora, dejó a la ciudad de Madrid y a numerosos pueblos de la provincia bajo efectos dantescos por espacio de varias horas.

La tormenta, que alcanzó su punto álgido sobre las 2.30 de la madrugada del martes, continuó, si bien con intensidad decreciente, hasta primera hora de la mañana de ayer, día en que continuó el tiempo inestable y tormentoso, con algunos brotes de lluvia. Entre las siete y las nueve de la mañana se produjeron atascos de tráfico -pese a que una gran parte de los madrileños se hallan fuera de la ciudad-, debido a la fuerte lluvia racheada que impedía la visibilidad a escasos metros. Numerosas colisiones, algunas de ellas en cadena, se produjeron en las principales entradas y salidas de la ciudad.Los ferrocarriles y el Metro sufrieron retrasos, debido al corte de fluido eléctrico. No se produjeron, en cambio, apagones generalizados en los diferentes barrios. La situación se fue normalizando a medida en que avanzaba el día.

La persona muerta es Joaquín Sánchez Arnés, de 44 años, casado, con dos hijos, vecino de Guadarrama y empleado en la finca El Jaral de la Mina, entre los términos de Guadarrama y El Escorial, propiedad de la Plaza de Toros de Madrid. La víctima se hallaba, a primera hora de la mañana, cuidando de las reses bravas de la finca, cuando se vio obligada a guarecerse bajo un árbol a causa de la tormenta. Un rayo destrozó el árbol que le cobijaba.

Numerosas intervenciones de los bomberos

Las consecuenclas inmediatas fueron varias inundaciones, el deterioro de cornisas en un considerable número de edificios, la caída de algunos árboles y la oclusión de bocas de alcantarillado en varios puntos. Durante la madrugada, los bomberos madrileños hubieron de hacer unas treinta salidas de socorro, si bien no hay noticias sobre desgracias personales en la ciudad.El aparato eléctrico, las fuertes rachas de viento y la desigual caída de lluvia daban a la ciudad un aspecto dantesco sobre las 2.30, hora en que el temporal alcanzó, en apariencia, caracteres alarmantes. Según informaciones facilitadas por la sala de análisis del Instituto Nacional de Meteorología, «la temperatura era en aquel momento de diecinueve grados, y comenzó a descender». Las rachas de viento del Noreste parecían aumentar de intensidad. «Llegaron a contabilizarse velocidades superiores a los ochenta kilómetros por hora». La lluvia, también racheada, aumentaba considerablemente los efectos de la tormenta.

En el parque de bomberos se sucedían las llamadas de socorro y las salidas de unidades. «Arbol derribado y obstrucción de calzada; un coche», «Cornisa en peligro de desprendimiento, máxima urgencia», «Atasco de alcantarilla», «Desaguar un badén en la calle de Rafael Finat, a la altura del número 24, en Aluche».

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La presión atmosférica descendió hasta un mínimo de 703 milímetros. Y la temperatura, de diecinueve grados a las 2.30 de la madrugada, también llegó a descender hasta los doce grados.

A las 7.30 de la mañana, la tormenta parecía haber pasado. En el Instituto se había registrado un índice pluviométrico de nueve litros por metro cuadrado. En el parque de bomberos eran anotadas en los libros hasta treinta salidas.

A pesar de todo, los efectos de la tormenta habían sido leves, aunque numerosos. La rotura de toldos, principalmente en las viviendas momentáneamente abandonadas por vacaciones, fue uno de los daños más numerosos. También se produjeron numerosas roturas de cristales de viviendas y establecimientos comerciales. Otros, como el temible desplome de cornisas, pudieron ser paliados inmediatamente.

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