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Cuatro muertos al estrellarse un pequeño reactor en Mallorca

El director general de OTA-Club de Vacaciones, Arturo Estrada, María Jesús Leblic de Fernández Uriá, de la jefatura de personal de la compañía Spantax, eran los dos únicos pasajeros del birreactor Lear-Jet 35, matrícula EC-DFA, propiedad de la compañía Spantax, que se estrelló, a las 23.50 horas del pasado miércoles, en el barranco de Son Renou, a unos siete kilómetros de la cabecera de pista del aeropuerto de Palma de Mallorca. En el accidente perecieron además de los dos citados pasajeros, el piloto, comandante Rafael García Bueno, y el copiloto, Miguel Montaner Cerdá.

Los restos del avión fueron localizados, a las tres y media de la madrugada de ayer, por las fuerzas de la Guardia Civil que participaban en la búsqueda del citado avión. La operación de rescate se inició a las doce menos cuarto de la noche, cuando la torre de control del aeropuerto de Son San Juan perdió el contacto por radar y radio, después de que el piloto hubiese solicitado permiso para realizar el aterrizaje y se disponía a tomar tierra.El aparato, un pequeño reactor para «ejecutivos», había salido de Madrid poco antes de las once de la noche para realizar el vuelo Madrid-Palma, teniendo prevista su llegada a Son San Juan sobre la medianoche. La torre de control del aeropuerto mallorquín perdió el contacto pocos minutos antes de que alcanzara la pista, a la altura de la baliza exterior situada a unos siete kilómetros de la cabecera de pista.

Una vez dada la alarma, fuerzas de la Guardia Civil de los pueblos de Portol y Marratxi, así como de Palma, junto con la Policía Nacional, Cruz Roja y vecinos de las citadas localidades, bajo la dirección del subsecretario de Aviación Civil, Fernando Pina Saiz, que pasa unas vacaciones en Mallorca, comenzaron las operaciones de rastreo de la zona para dar con los restos del aparato. Dos miembros de la Guardia Civil, poco antes de las tres y media de la madrugada, encontraban en el barranco denominado Son Renou, en el monte Solpelat del término de Marratxi, los restos del avión esparcidos en una área de terreno poblada de pinos y almendros.

El accidente debió ocurrir a las 23.50, ya que esta era la hora que marcaban los cronógrafos de a bordo y los relojes de las víctimas. Aunque las causas del mismo son aún desconocidas y se está pendiente de las investigaciones que ya ha iniciado un juez designado por la Subsecretaría de Aviación Civil, es muy posible que el avión sufriera una pérdida de potencia en sus motores y se precipitara contra el suelo, estrellándose violentamente en la única zona montañosa que existe en las proximidades del aeropuerto.

Así lo parece confirmar el hecho de que el piloto tuviera tiempo de cortar el contacto de los motores, impidiendo que el avión, al estrellarse contra el suelo, se incendiara.

De las cuatro víctimas, dos de ellas, Arturo Estrada, menorquín, con largas residencias en Mallorca, y el segundo piloto, Miguel Montaner Cerdá, nacido en la isla y sobrino del marqués de Vivot, eran muy conocidos en los ambientes turísticos de Baleares.

El señor Estrada dirigía el Club de Vacaciones, filial de la compañía Spantax, considerado como el más importante operador turístico nacional, que tenía su sede, al igual que la compañía aérea propietaria del aparato siniestrado, en la capital mallorquina.

Poco antes de las nueve de la mañana de ayer, el juez instructor que lleva el caso procedió al levantamiento de los cadáveres del piloto y copiloto, que, a consecuencia del fuerte impacto, salieron despedidos del avión, y que estaban uno con la cabeza machacada y el otro sin la extremidad superior. Resultaron mucho más trabajosas las labores para recuperar los cadáveres del señor Estrada y de María Jesús Leblic, que quedaron atrapados dentro del fuselaje del aparato, que estaba, al igual que las alas, casi intacto. Al mediodía se consiguió rescatar los cuerpos de los dos viajeros.

El avión siniestrado parece que en su maniobra de aproximación, y cuando volaba excesivamente bajo, llegó a tocar con una de sus alas en el talayote (monumento megalítico característico de Baleares) que existe en la cima del monte Sol Pelat, en la finca Son Renou, siendo esto, al parecer, la causa del accidente.

El aparato después se deslizó por la falda del pequeño monte en línea recta, arrastrando árboles y matojos que encontró a su paso. En un momento determinado, el ala izquierda del aparato rozó un refugio de pastores construido en piedra y perdió uno de los motores, deslizándose, ya sin ningún tipo de control, cuatrocientos metros ladera abajo, hasta que se estrelló con tra los matorrales.

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