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"Nunca perdimos la esperanza de ser salvados", declaró el patrón del "Bahía de Ifach"

«Nosotros nunca perdimos, hasta última hora, las esperanzas de ser salvados. La angustia llegó a aflorar en algunos de nosotros, ya que las horas pasaban y no veíamos ningún barco a nuestro alrededor», declaró el patrón del pesquero español hundido en aguas del banco sahariano, Bahía de Ifach, Juan Rives Ibas, nada más llegar al Puerto de la Luz, a mediodía de ayer.

Los trece tripulantes del pesquero siniestrado, aunque ya se habían repuesto del susto, no podían ocultar en sus rostros la desesperación y el impacto que supuso la lucha que mantuvieron contra un mar bravo y fuerte durante más de veinte horas, hasta que fueron recogidos por el pesquero de bandera rumana Mures.«Este buque iba en dirección a Las Palmas con dificultades en su sala de máquinas», añadió el patrón del Bahía de Ifach. «Gracias a Dios que nos tropezamos con el Mures, porque, con aquel mar, no sé qué hubiera sido de nosotros».

El pesquero rumano navegaba en aquel momento -once de la noche del martes-, a tres millas de distancia aproximadamente de donde se encontraban los náufragos. «Empezamos a lanzar bengalas y hacer señales con dos linternas que llevábamos en la balsa, lo que alertó a su tripulación, que puso rumbo hacia nosotros y nos recogió».

No había salvación

Después de ésto, el patrón, Juan Rives, relató la odisea del hundimiento del Bahía de Ifach: «Ibamos navegando para el Norte con mucha mar, aproximadamente a cinco nudos. Serían las tres de la mañana cuando se me acercó el contramaestre indicándome que estábamos con dificultades. En la sala de máquinas se había descubierto un vía de agua. Inmediatamente llamamos a la tripulación y ordené achicar con las bombas».Sobre las cuatro de la mañana, según el relato del patrón, los tripulantes del pesquero español se vieron obligados a abandonar el Bahía de Ifach, «porque ya no había salvación para nadie. Arrojamos la balsa al agua y esta no disparó. A continuación, hicimos lo rnismo con el bote y la otra balsa, y está sí se disparó». En la balsa embarcaron nueve hombres, mientras que en el bote cuatro.

«Estuvimos por espacio de veinte horas a la deriva con mucha mar Y mucho viento de norte. Apenas si nos dio tiempo para recoger comida. Nos encontramos en un momento dominados por la desesperación».

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Una vez a bordo del buque rumano, en opinión del patrón, se pusieron en contacto con la radio costera de Las Palmas. A través de la radio del Mures el comandante militar de Marina de Las Palmas les indicó que habían salido en su búsqueda dos patrulleras de la Armada y un avión, así como numerosos pesqueros que faenaban en la zona.

El director general de Transportes Marítimos, con los náufragos

En el Puerto de la Luz, a la llegada de los tripulantes del Bahía de Ifach, aguardaba, entre otras personalidades, el director general de Transportes Marítimos, Vicente Rodríguez Guerra, quien se había trasladado a Las Palmas para comprobar el estado de los tripulantes del buque hundido.«Tenemos una preocupación enorme por estos hombres de la mar», señaló el señor Rodríguez Guerra y añadió que «para su de partamento es una obligación el estar seguros de que todos los hombres del mar se encuentran "sin novedad"».

En relación con la presencia de la Armada española en el banco sahariano, el director general de Transportes Marítimos indicó que «todo lo que se pueda decir sobre ella es poco. En este salvamento han actuado nada menos que tres buques de la Armada, dos patrulleras y un destructor, así como una unidad aérea del Servicio de Rescate Aéreo (SAR).

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