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La subasta de letras en la Bolsa de Madrid superó los 5.000 millones de pesetas

La subasta de letras de cambio, entendida cómo mercado organizado por las bolsas nacionales de comercio, acaba de cumplir sus primeros seis meses de vida. En este periodo ha totalizado un volumen de operaciones ligeramente superior a los 5.000 millones de pesetas, sólo en la Bolsa de Madrid. Tras un lento y costoso proceso de alumbramiento, el mercado de letras de cambio vio la luz en la primera quincena del pasado mes de enero, en el mercadode valores madrileño.

En aquellas fechas, la hostilidad por este nuevo activo, o mejor dicho, por la normalización de la negociación del papel comercial, resultaba evidente, sobre todo entre bastantes miembros representativos de la comunidad bancaria nacional, quienes veían en esta posibilidad alternativa de inversión un enemigo peligroso para la tranquilidad de sus depósitos a plazo, certificados de depósito e incluso bonos de caja. Por contra, la Administración, fundamentalmente el Ministerio de Economía y el Banco de España, se mostraban absolutamente favorables a la implantación de este nuevo mercado, dentro del amplio proyecto de mejora y clarificación del sistema financiero, que las autoridades económicas parecían decididas a desarrollar. En los propios ámbitos donde la subasta había de desarrollarse, esto es, en las bolsas, se producían unas situaciones equívocas que no dejaban de tener su cierta gracia. Los agentes de Bolsa, por una parte, se mostraban a favor del nuevo mercado, entre otras cosas porque al estar canalizada obligatoriamente su negociación a través de las bolsas les reportarían corretajes de intervención que supondrían unos ingresos adicionales a sus arcas, no tan boyantes como en las épocas de furor alcista. Pero, por otra parte, los principales canalizadores de órdenes bursátiles, esto es, los bancos, se habían mostrado poco entusiasmados por la idea. Si a ello le sumamos la poca afición que, por las innovaciones, han mostrado tradicionalmente algunos miembros del colectivo de agentes, es fácil imaginar los titubeos, vacilaciones y sustos que acompañaron a la gestación y primeros pasos del mercado de letras.

La entrada de Banesto

Esta psicosis de enfrentamiento abierto con buena parte del establishment bancario tradicional, alcanzó su punto álgido con la incorporación del Banesto, poco mas de un mes después de que se iniciase en las bolsas la negociación de letras de cambio. La irrupción de Banesto fue realmente espectacular, tanto por el número de letras con que acudía a los corros, que normalmente duplicaban a las partidas que presentaban el resto de bancos que ya operaban en este «mercadillo», como por el tipo de descuento al que ofertaba y que normalmente se establecía en un cuarto de punto por encima del de sus competidores, con lo que consiguió dejarlo establecido en el 13,5%, al que, en los últimos tiempos, se realizan la mayor parte de las operaciones. Esta actitud del primer banco del país tuvo interpretaciones para todos los gustos, pero, en general, se apuntaba a que lo que realmente pretendía Banesto era terminar con las posibilidades de desarrollo del mercado; primero, al capitalizar la mayor parte de las compras que a él se canalizaban, y, además, porque los tipos de descuento que estaba forzando resultaban elevados y, por tanto, poco operativos. Las intenciones de Banesto pertenecen aún hoy al mundo del misterio, pero lo cierto es que, desde su incorporación al mercado, ha colocado la nada despreciable cifra de 1.570 millones de pesetas en letras.Por otra parte, el mercado de letras, una vez superado el sobresalto inicial, continuó desarrollándose con nuevas incorporaciones y un volumen creciente de negocio.

Accesible para todo inversor

La primera característica a destacar del mercado de letras de cambio es que a él tienen acceso todos los inversores, tanto institucionales como privados, para adquirir los efectos que, dos veces por semana, se ofrecen. Ahora bien, las letras que se venden en las Bolsas son, absolutamente todas, emitidas por los propios bancos que están admitidos a este mercado por las juntas sindicales de las bolsas. Es decir, que comprar letras, puede hacerlo cualquiera que quiera hacerlo y que, por supuesto, tenga dinero para ello, pero, vender, sólo pueden hacerlo los bancos. Ésta circunstancia es la que le confiere uno de sus principales atractivos a estos activos, y es la seguridad, porque es el propio banco quien asume la responsabilidad de atender el pago del efecto el día de su vencimiento. Otra característica del papel comercial negociado en las bolsas es su posibilidad de venderlo antes de que llegue su vencimiento.

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