Continúa la tensión laboral en Polonia

El movimiento huelguista en Polonia afectó, en la semana pasada, también a los puertos bálticos, donde se produjeron disturbios sangrientos en diciembre de 1970, según se supo el domingo en Varsovia.Según estas informaciones, el 29 y 30 de julio unos 2.000 obreros de los almacenes del puerto de Gdinia abandonaron el trabajo, el 31 se les unieron centenares de trabajadores de tres grandes talleres.

Cumplidas sus reivindicaciones después de una sesión conjunta con la dirección del puerto, la dirección municipal del Partido Comunista y el comité del partido del puerto, los huelguistas reanudaron el trabajo el mismo día.

El viernes pasado hubo huelga en una fábrica de instalaciones técnicas del puerto de Gdansk. También se supo de huelgas en la fábrica de automóviles de Kielce, a 150 kilómetros de Varsovia, donde los obreros protestaron contra normas de trabajo nuevas que habían implicado una pérdida salarial del 10%al 40%.

Los huelguistas exhortaron a la dirección a derogar estas normas y conceder subidas de sueldo para contrarrestar el aumento del coste de la vida. Los trabajadores aplazaron la huelga hasta el 7 de agosto para que la dirección tenga tiempo de corresponder a sus peticiones.

Se informó además de huelgas en fábricas menores de Ursus, cerca de Varsovia, y en parte de las fábricas Cegielski, en Poznan. Los disidentes aseguraron que, hasta ahora, en todos los casos se concedieron aumentos salariales a los huelguistas.

El órgano del Partido Comunista polaco Trybuna Ludu reconoció implícitamente ayer, en un largo editorial, que el movimiento de reivindicación obrera que comenzó hace cinco semanas no decae.

Para el periódico el descontento social se debe a «frustraciones reales», aunque señala que la suspensión de la actividad productiva no puede hacer sino agravar las actuales dificultades.