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Euforia gratuita

Dios nos libre de aguar la fiesta a nadie. Menos aún al Banco de España, que bastantes problemas tiene que lidiar. Sin embargo, nos pareceque al gobernadordel banco le ha podido el optimismo, o la retórica, al afirmar en su toma de posesión que «nuestro sistema de intermediación financiera se ha consolidado y sigue gozando de la confianza de los ahorradores».Quizá los ahorradores tengan confianza en el Banco de España. Lo verdaderamente difícil, no obstante, es encontrar ahorradores en este país. Para comprobarlo, basta acudir a la Bolsa y observar la atonía inversora de los últimos años, basta hacer el cómputo de las empresas nuevas que abren puertas y el número de las que las cierran, basta ver cómo las últimas emisiones de fondos públicos se han quedado sin cubrir o lo han hecho a duras penas, basta darse cuenta de los precios que alcanzan los metales preciosos, los bodegones del tres al cuarto y hasta la filatelia. (...)

Desgraciadamente, el peso de la lucha antiinflacionaria -¿existe, realmente, esta lucha?- lo lleva la política monetaria, cerrando el grifo del dinero, drenando la liquidez del sistema, seleccionando las inversiones rentables. A ella no le corresponde una política económica que dé la talla. El último botón de muestra es de ayer mismo, con la subida de un 14% en el precio del pan: la última, hasta ahora, de una serie de subidas veraniegas en cadena.

Bien está, pues, el optimismo de nuestros rectores económicos. Entre otras razones, y a falta de mayores alegrías, porque este optimismo es gratis. Sin embargo, la calle no tiene motivos para sentirse optimista.

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