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La República de Vanuatú ve amenazada su continuidad

Tres días después de proclamada la independencia del archipiélago de Nuevas Hébridas, con el nombre de República de Vanuatú, la situación sigue sometida a tensiones políticas que pueden desembocar en enfrentamientos armados. El nuevo Estado ve amenazada su unidad por la secesión de la isla de Espíritu Santo, cuyos habitantes, francófonos en amplia mayoría, siguen sin reconocer al Gobierno central de Vanuatú, presidido por el pastor presbiteriano Walter Lini, con sede en Port-Vila.

En lo inmediato, la presencia de dos destacamentos militares, uno francés y otro británico, mantiene la paz en Espíritu Santo, pero en la perspectiva de la retirada de esas tropas, prevista para el 5 de agosto, los grupos tribales o políticos de la isla se preparan a defender, con armas en la mano, sus respectivas posiciones.Informaciones de prensa llegadas a París hablan de preparativos de guerrilla en la citada isla, que se halla en disidencia efectiva desde el 28 de mayo pasado, aunque parezca haber aceptado algunos símbolos oficiales del nuevo Estado, como el de la bandera de la República de Vanuatú, izada en el más alto mástil de Luganville, capital de Espíritu Santo.

Para que llegase a ondear en la isla la bandera del poder central, hubo que vencer no pocas dificultades. Los jefes Iocales «rebeldes» trataron de impedir la ceremonia, poniendo al pie del mástil hojas de un árbol sagrado que simbolizan el tabú, a pesar de lo cual los enviados de Port-Vila izaron la bandera.

Entonces, puesto que «los extranjeros» habían quebrantado el tabú, grupos de jóvenes de la isla arriaron la bandera y la quemaron, e hizo falta la intervención de los soldados franceses para restablecer el orden y que se pudiera izar otra bandera, después de calmados los ánimos.

Según informan los enviados especiales de diarios parisienses, un francés, instalado en Luganville desde hace años, ex combatiente de Indochina, donde hizo la guerra en una unidad de paracaidistas, es quien está encargado de la instrucción militar de los primeros grupos de guerriIleros de Espíritu Santo.

No se trata ya de los «guerreros» cuyas imágenes difundieron hasta ahora los reportajes gráficos, dotados de un armamento consistente en lanzas, arcos y flechas, de aspecto folklórico. Los guerrilleros que entrena el ex paracaidista disponen de carabinas y revólveres de fabricación norteamericana y de metralletas Stern.

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Estos grupos se preparan para defender su posición secesionista por todos los medios, incluida la guerra, si el Gobierno central de la recién nacida República de Vanuatú pretende imponer su autoridad por la fuerza.

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