Misterioso crimen en la Opera de Nueva York
La noticia podría titularse «crimen en la ópera». Todos los elementos de misterio y horror, dignos de un filme de Alfred Hitchcock, o de una novela de Agatha Christie, se encuentran reunidos en el triste caso del asesinato de la violinista Helen Hagnes, de treinta años de edad, durante la actuación del Ballet de Berlín en la Opera Metro politana del Lincoln Center, de Nueva York.Hagnes, nativa de la provincia de Colombia británica, en Canadá, fue una «niña prodigio» del violín. A los trece años formaba parte de orquestas profesionales. Después de realizar estudios en los conservatorios de Londres, Zurich y Siena (Italia), Helen Hagnes, admirada por sus dotes musicales y su belleza física, actuaba periódicamente como solista en orquestas de renombre internacional. Durante la fatídica noche del crimen, Hagnes estaba contratada por el Ballet de Berlín para el periodo de sus once días de actuación en Nueva York. Tras interpretar las partituras del Pájaro de fuego y Don Quijote, ante los 3.400 espectadores de la Metropolitan Opera House, Hagnes dejó el violín sobre su silla y salió de la sala aprovechando el paréntesis del Ballet Cinco Tangos, que no exigía la presencia de la violinista.
Helen Hagnes debía regresar al auditorio para la música de la escenografía final de Miss Julie. Pero Hagnes no volvió. Manos criminales habían acabado con la vida de la violinista, en un asesinato que apasiona a los neoyorquinos.
Sin pistas sobre el asesinato
Tras una búsqueda por los locales de la Opera durante toda la noche del miércoles al jueves, la policía descubrió finalmente el cuerpo sin vida de Helen Hagnes en el interior de uno de los tubos del sistema de aire acondicionado de la Opera Metropolitana de Nueva York.«El asesino debe ser un habituado a los pasillos, ascensores y rincones de la Opera», declaró Richard Nicastro, jefe del departamento de detectives de la ciudad de Nueva York. Reconoció que carecen de indicios exactos de cómo ocurrió el crimen y quién puede ser su autor.
Valery Panov, estrella del Ballet de Berlín, afirmó que tenía fijado un «encuentro artístico» con Helen Hagnes, durante uno de los entreactos del ballet, cita que no llegó a producirse porque cuando Panov acudió al lugar del encuentro, uno de los vestuarios de la ópera, Hagnes ya había desaparecido. El matrimonio Panov, Valery y Galina, formaban parte del Ballet Kirov, de Leningrado. Emigraron a Berlín, en 1974, después de una intensa campaña de Prensa en Occidente pidiendo su salida de la URSS, durante mucho tiempo negada por Moscú. Del Ballet Kirov, de leningrado, procede también Rudolf Nureyev, emigrado a Estados Unidos en 1961 y una de las figuras habituales de la Opera Metropolitana de Nueva York.
Ninguno de los diez guardianes del recinto artístico neoyorquino observó nada anormal durante la salida de Helen Hagnes del escenario. La policía continúa sus investigaciones y los neoyorquinos esperan la aclaración del trágico desenlace de la violinista, casada con el escultor Janis Mintiks.
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