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La opinión interior de las FF AA, batalla decisiva de la reforma militar

En el sentir de la opinión interior de las Fuerzas Armadas progresa muy lentamente el espíritu de la Constitución y de las nuevas Reales Ordenanzas. Toda la reforma militar, emprendida desde esas bases conceptuales, no alcanza a producir el impacto deseado en las filas castrenses, muy trabajadas por los medios de comunicación más ultras.Del cambio democrático, los profesionales de la milicia sólo alcanzan a percibir mayoritariamente la incomodidad del esfuerzo suplementario que requiere atender a la modernización y eficacia, según manifestaba recientemente un prestigioso general. En su estimación, la batalla de opinión en el seno de las FF AA es la más urgente y decisiva para el área de la defensa.

Si se atiende al balance presentado en sus recientes declaraciones por el titular de ese departamento, Agustín Rodríguez Sahagún, la tarea realizada por el Gobierno y el Parlamento tiene ambición y alcances muy notables, tanto en el programa legislativo como en la elaboración de una nueva política de defensa, renovación de las Fuerzas Armadas, apoyo social a los militares de carrera, impulso de la industria de armamento, cooperación con otros países, etcétera.

En medios parlamentarios se ha subrayado que las reiteradas afirmaciones sobre el comportamiento ejemplar de las FF AA durante la transición tienen su exacto correlato en el ejemplar comportamiento que la joven democracia española ha tenido hacia sus FF AA, a las que ha prodigado una atención preferente.

Altos mandos militares reconocen, sin empacho alguno, el mal trato que Franco dio. a las FF AA, resultado de una aplicación rudimentaria del «abc» de quien llega al- poder por la fuerza: que no lo derriben a él por el mismo sistema. Gran parte del marasmo de la actual organización militar sólo se entiende desde esta perspectiva. Las complicaciones logísticas, el fraccionamiento de las unidades y su despliegue aparentemente caprichoso cobran únicamente sentido por la obsesión precautoria personal de Franco, trenzada de desconfianzas y recelos. Todo ello tenía también su plasmación en la asignación de empleos y destinos, donde prevalecía el instinto de manejar los enfrentamientos y los antagonismos personales, en aras de la neutralización,

Los altos mandos recibían de Franco determinadas atenciones, de las que ofrece buen muestrario el libro del general ayudante Salgado Araújo, mientras que los oficiaciales de rango medio se veían impulsados al pluriempleo para subsistir fuera de la corrupción.

La economía de esfuerzos y la pereza intelectual resultantes proporcionaban un caldo de cultivo ideal para propiciar una fuerte receptividad al veneno permanente que inyectan las publicaciones más ultras, beneficiarias de una audiencia privilegiada en las salas de banderas.

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Después de trazar los rasgos anteriores, que perfilan esta situación heredada, uno de nuestros generales con mayor prestigio concluía señalando que bajo muchas actitudes subyacen intereses puramente personales, ajenos al servicio, que algunos temen ver perjudicados. «La reforma militar», precisaba el general aludido, «tendrá que considerar el contingente anual de hombres en filas como base sobre la que construir la pirámide organizativa. En razón de ella deberán fijarse las plantillas de oficiales y de mandos superiores. Está claro que ahora padecemos de macrocefalia: el exceso empieza por el número de tenientes generales».

Destacados mandos de las Fuerzas Armadas y estudiosos de la sociología militar coinciden en atribuir a la opinión pública interior en el seno de los Ejércitos una importancia decisiva para la suerte de la reforma emprendida en el campo de la Defensa. Altas autoridades de ese departamento han declarado a veces que no leen los diarios y. publicaciones ultras consagradas a boicotear la reforma, a edificar de sus promotores la imagen de unos traidores y a incitar a la rebelión,

La opinión de los analistas, que aquí se viene recogiendo, clasifica esta actitud en el campo de la ingenuidad personal. Por eso, recomiendan con fuerza que se valore el peso de la audiencia que esos medios de comunicación tienen y se tome la decisión de alinear al menos las publicaciones dependientes del ministerio, de modo beligerante, en favor del espíritu de la Constitución Y de las reales ordenanzas, sin sombra de resistencia ni reserva mental alguna. Hasta ahora apenas se ha pasado de obtener una neutralidad técnica en ciertos casos.

La posición adoptada por la revista Reconquista, elaborada por militares en activo con subvenciones oficiales, en su editorial sobre la ampliación de la amnistía a los miembros de la autodisuelta UMD es un ejemplo destacado. Ahí siguen impunes quienes se han atrevido a dejar entrever vetos a la acción de¡ Parlamento, comentan algunos diputados.

Dentro de cada uno de los cuarteles generales de Tierra, Armada y Aire, y en el organigrama del Ministerio de Defensa están claras las atribuciones que corresponden a las autoridades competentes en la materia, pero en frase de un alto funcionario gubernamental, «aquí nadie se la juega ejerciendo su autoridad».

Como explicaba recientemente un miembro destacado de los servicios de inteligencia, todavía en el seno de las Fuerzas Armadas los oficiales constitucionalistas no pasan de ser una minoría, incluso más reducida que los de signo ultra y, por supuesto, es casi inapreciable el número de los decantados hacia la izquierda radical. En su opinión, alterar estas proporciones, evitar que los ultras polaricen e instrumentalicen en su favor a la mayoría expectante y llevarla al espíritu constitucional y de las reales ordenanzas es una tarea decisiva para la democracia.

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