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La reestructuración de la siderurgia integral comporta una inversión de 77.000 millones de pesetas

El Ministerio de Industria prepara estos días, con la intención de que quede ultimada antes del inicio del próximo curso legislativo, la reconversión de la siderurgia integral, operación que contempla una primera fase de reestructuración cuyo coste aproximado es de 77.000 millones de pesetas, y que deberá culminarse entre los años 1982 y 1983. A partir de estos años se acometerá la segunda fase del plan de reconversión, que persigue el relanzamiento del sector para situarle en niveles de competitividad en los mercados europeos.

La labor del Ministerio de Industria, por el momento, se limita a favorecer la negociación entre empresas y centrales sindicales, de una parte, y empresas y acreedores, de otra, para consensuar una alternativa de reflotación viable al intervencionismo de la Administración en el terreno económico.La participación de la Administración en el plan de reestructuración se concretará, una vez que la alternativa que las empresas (Altos Hornos de Vizcaya, Altos Hornos del Mediterráneo y Ensidesa) deben presentar sea aceptada por el Gobierno, tanto en la concesión directa de créditos, mediante la habilitación de la oportuna vía, como en el aval del Estado, a través de sus distintos organismos (INI, Banco de Crédito Industria, ICO, etcétera), para la obtención de los créditos necesarios por parte de las empresas.

Los problemas de la siderurgia integral en nuestro país, que derivan de la fuerte caída de la demanda y que se han materializado en una grave crisis financiera y, consecuentemente, de pérdida de competitividad respecto a la siderurgia de los países europeos, reestructurada en la mitad de la década de los setenta, han alcanzado un nivel insostenible, según se asegura en industria.

Las empresas están descapitalizadas y los problemas de financiación son insostenibles. No podemos pasar, en estas condiciones, del verano, si no queremos concluir en una situación irreversible», se asegura. «La falta de tesorería que afecta a nuestra siderurgia integral se ve agravada por el hecho de que su nivel de endeudamiento representa unos intereses que suponen un 16% de su facturación. La inversión, por otra parte, es nula».

Soluciones por etapas

Las soluciones planificadas por Industria contemplan dos etapas. En la primera de ellas, la actuación va dirigida al saneamiento del sector manteniendo su actual nivel de producción, suficiente para cubrir la demanda prevista hasta 1985. La producción total del sector se sitúa en unos siete millones y medio de toneladas/año, que se desglosan de la siguiente manera: Ensidesa, cinco millones de toneladas/año; Altos Hornos de Vizcaya, millón y medio de toneladas, y Altos Hornos del Mediterráneo, unas 800.000 toneladas.La segunda etapa, que se acometerá una vez logrado el saneamiento del sector, se iniciará entre los años 1982 y 1983, y prevé un importante capítulo de inversiones, aún no determinadas, para conseguir el relanzamiento del mismo, a la vista de las previsiones de la demanda que para entonces se puedan haber establecido.

La actuación durante la primera etapa se centra en cuatro grandes áreas. La primera de ellas es el área financiera, durante la cual se tratará de reconvertir el pasivo pasando deudas a capital. El sector siderúrgico en Europa presenta un nivel de endeudamiento que arroja unos intereses del 7% de su facturación. En nuestro país, el plan persigue reducir el 16% de intereses que sobre la facturación total representan las deudas, hasta un 8 %, como máximo.

Para lograr este saneamiento de tesorería, y quizá aquí se presenten las mayores dificultades que comporta el plan, por el carácter simbiótico que entre empresa pública y empresa privada presenta el sector, Industria ha instado a las empresas a nego-, ciar con sus acreedores condiciones especiales de pago, entre las que figura la fórmula del quita y espera.

El coste de esta operación, al margen de las deudas en si mismas, de las que los principales acreedores, además de la banca privada es la banca oficial y el INI, supone unos 25.000 millones de pesetas, montante aproximado de los intereses de la deuda contraída por el sector

También dentro del área financiera, el plan prevé la habilitación de una línea especial de crédito de 55.000 millones de pesetas destinados a dotar la tesorería del sector, además de otros 20.000 millones orientados directamente a las inversiones.

En el área comercial, el plan previsto por Industria trata de adaptar a España la actuación de la CECA (Comunidad Económica del Carbón y del Acero) en el área europea. Se persigue acabar con las importaciones en dumping y establecer unas normas de respeto al mercado mediante el establecimiento de unos precios mínimos que serán fijados por el Gobierno.

Dentro de esta misma área, se tratará de posibilitar el intercambio de productos entre las distintas empresas españolas, evitándose la concurrencia a mercados extranjeros.

En el área de costes se abordan los temas de la energía y el transporte, aspectos ambos ya muy adelantados sobre la base de distintos estudios elaborados por las empresas del sector.

Reducir plantillas y recortar salarios

En este mismo capítulo, Industria trata de impulsar la negociación entre las empresas y las centrales sindicales de un importante recorte de los gastos de personal. En España, el coste de personal supone un 30% de la facturación, mientras que la media europea por este concepto supo ne un 20% e, incluso, en Japón, se sitúa en un 14%.El coste de personal, pues, deberá ser rebajado al limite del 20%. Este objetivo hace necesaria la adopción de medidas conjuntas en cuanto a plantillas y niveles salariales. En la CECA, señala Industria, la reestructuración del sector supuso la eliminación de 116.000 puestos de trabajo.

El sector siderúrgico español, con una facturación total de 173.000 millones de pesetas anuales, cuenta con una plantilla de 43.000 trabajadores, cuyo coste en nómina representa unos 60.000 millones de pesetas.

En este sentido, Industria se esfuerza por mantenerse al margen del acuerdo que finalmente adopten centrales y empresas para posibilitar la reducción del coste salarial actual en un 10%. El ministerio tan sólo exige esta reducción; la fórmula, insiste, deberán buscarla las partes afectadas.

El plan, finalmente, contempla una última área, relativa a la calidad, que persigue la elevación de la calidad de los productos siderúrgicos para situarlos en niveles de competitividad con el mercado europeo.

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