Persiste la confusión comunitaria sobre el proceso de adhesion de España a la CEE
Las negociaciones para el ingreso de España en la CEE han quedado sumergidas en un ambiente confuso tras las últimas declaraciones del presidente del Consejo de la CEE,Gaston Thorn, y del representante de Francia en dicho Consejo, Bernard Reymond. Thorn se ha mostrado, a la vez, ambiguo y favorable en lo que al calendario y proceso de incorporación de España a la CEE se refiere. Reymond, por el contrario, optimista sobre el apoyo de los nueve a las tesis de Giscard d'Estaing.
Al término de la conferencia ministerial negociadora y del Consejo de Exteriores de la CEE, Gaston Thorn insistió en su declaración oficial del pasado lunes en la que se habla de que las negociaciones continúan, aunque no dice cómo, cuándo y sobre qué temas exactamente. Por su parte, la prensa francesa, apoyándose en unas declaraciones de Bernard Reymond -en las que dijo el lunes. por la noche que la declaración de Thorn o del Consejo constituían el «reconocimiento de que el análisis francés del tema hispano-comunitario reposaba sobre realidades incontestables»-, afirma que la CEE ha pedido «paciencia» a España y Portugal. El debate está abierto entre Francia y el presidente en. ejercicio de la CEE, Gaston Thorn. A él se suma la clara y tajante posición española que el ministro Calvo Sotelo presentó el lunes en Bruselas y que espera aún una respuesta clarificadora. He aquí el texto íntegro de la posición hispana:
Declaración de Calvo Sotelo
«Señor presidente: quiero que mis primeras palabras estén dirigidas a expresarle, también en nombre de la delegación española, mi saludo más cordial y mis mejores deseos de éxito en su misión».
« La Comunidad atraviesa hoy una etapa ciertamente difícil, que sabrá superar, como en otras ocasiones, empujada por esa voluntad política que la ha ido construyendo a golpe de crisis. Sois, señor presidente, exponente cualificado de esa voluntad que debe servir hoy -una vez más- para que la Comunidad se renueve y se amplíe sobre sus principios fundamentales y reforzando sus instituciones».
«En una declaración complementaria acerca del estado de las negociaciones, se hace un. balance de nuestros trabajos, cuando se cumplen tres años de la solicitud de adhesión y año y medio de la apertura de las negociaciones. Aquí quiero señalar que, a mi juicio, las negociaciones han avanzado con provecho en varios capítulos, pero con desequilibrios y retrasos en otros, como el Agrícola, cuya situación actual justifica las advertencias que he hecho en distintas ocasiones y principalmente en la sesión con que dimos comienzo a esta negociación. Ya entonces dije, a propósito de unas palabras del ministro francés de Asuntos Exteriores, que sólo las negociaciones permitirán medir la verdadera dimensión de los problemas que plantea, más a España que a la Comunidad, nuestra progresiva integración en la política agrícola común. Creo señor presidente, que a estas alturas España y la Comunidad deben preguntarse, y deben responderse con claridad, sobre las vías para que esta conferencia negociadora -único lugar en el que todos los problemas de la adhesión de España deben ser planteados y pueden encontrar su solución suficiente- avance sin tropiezos ni condiciones previas hacia el Tratado de Adhesión».
«España, señor presidente, considera que la negociación debe continuar sobre todos los temas que inicialmente convinimos en la sesión de 15 de junio del pasado año, apoyándose. para ello en la voluminosa documentación ya producida y en la que todavía pueda añadirse en el próximo otoño. La delegación española, al igual que la comunitaria, ha insistido en que la negociación ha de ser necesariamente concebida como un todo; este enfoque global quedaría gravemente comprometido si no se abordasen en los meses próximos los capítulos pendientes».
«Es cierto que el acervo comunitario debe ser perfeccionado en algunos puntos esenciales: ya se nos expuso en la sesión inaugural esa naturaleza dinámica del acervo, reconocida y aceptada por España, y se entendió entonces que era compatible con el desarrollo normal de la negociación».
«La delegación española, señor presidente, ha manifestado en múltiples ocasiones que aceptará el acervo comunitario tal y como se encuentre en el momento de la integración, con las derogaciones temporales precisas, y que espera ser informada y escuchada periódicamente sobre los perfeccionamientos que reciba el acervo durante el curso de las negociaciones. Me atrevo a recordar, a este respecto, la experiencia de la primera ampliación. La Comunidad reflexiona hoy sobre su futuro. España quiere y debe ser asociada a este proceso de reflexión».
«Señor presidente: el Gobierno español ha dado pruebas repetidas de su vocación europea. Una vocación crítica, porque conoce y mide las dificualtades internas de la Comunidad; una vocación también realista, porque quiere integrarnos a la Europa de la realidad, con sus problemas actuales, y no a una Europa' de la utopía que ya los hubiese resuelto todos. Una vocación también esperanzada: las instituciones democráticas y esta vocación europea han estado durante muchos años unidas en la ilusión de los españoles; para no frustrar esa ilusión, que será en su día un valioso activo comunitario, es esencial que no se introduzcan en el proceso negociador incógnitas o incertidumbres ajenas a su propia dialéctica, que si perturbaran su normal desarrollo podrían originar incómodos procesos de intención. Si realmente ha de hacerse una nueva Europa, hágase ya desde ahora con España, que puede aportar más soluciones que problemas a esa construcción. Otra conducta equivaldría a una prolongación, en cuanto a la adhesión se refiere, del tiempo en que circunstancias políticas mantuvieron a España fuera de la Comunidad; y no creo que nadie quiera aceptar hoy esa responsabilidad».
«Además, el progreso de la adhesión exige, especialmente para el país candidato, la disciplina y la orientación de un calendario como el que ha venido pareciendo razonable y posible, que anime el esfuerzo de adaptación de España a la Comunidad».
«La adhesión de España es un desafío y al mismo tiempo un estímulo, no sólo para España, sino también para la Comunidad, obligada a planteamientos más ambiciosos y posiblemente más realistas, en los que pueda encontrar nuevas soluciones a sus viejos problemas. Cabría decir, sin riesgo de paradoja, que es afortunada la coincidencia de la revisión interna de algunas políticas comunitarias con la negociación española: ambos procesos se completan y nada impide que progresen paralela y simultáneamente dentro del calendario razonable. Progreso en la negociación, que ha de ser auténtico y estar dirigido a resolver los problemas ya identificados, con la seriedad en el método que exigen tanto la opinión pública española como la comunitaria».
"Señor presidente: todo proceso de integración pone en pie voluntades dispuestas a vencer las dificultades que se van dibujando con más claridad a medida que el proceso avanza. Hay todavía, ciertamente, un difícil camino por delante. Recorrámoslo con la voluntad política necesaria para superar eficazmente los obstáculos que la propia negociación, pero sólo la propia negociación, ponga en nuestra marcha. Con esa voluntad volverá la delegación española a esta conferencia negociadora después del verano".
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