El Parlamento italiano juzga hoy al presidente del Gobierno, Cossiga
Esta mañana, a las diez en punto, todo el Parlamento italiano (Senado y Cámara baja), reunido en asamblea conjunta, abrirá el debate para juzgar la actitud del presidente del Gobierno, Francesco Cossiga, en el asunto del hijo de Donat-Cattini, presunto terrorista. Todo nació de las revelaciones del terrorista arrepentido Sandalo, el cual afirmó ante los jueces que Cossiga, interrogado por su compañero de partido Donat-Cattin sobre la situación de su hijo «desaparecido», le había aconsejado que lo ayudara a huir al extranjero, porque la policía lo buscaba, acusándolo de ser uno de los líderes de la organización terrorista Primera Línea.
El caso llegó a la comisión investigadora del Parlamento encargada de estudiar las presuntas culpas de un miembro del Gobierno antes de pasar a la Corte constitucional. La comisión absolvió a Cossiga, pero no con los votos suficientes para poder archivar automáticamente el caso. El reglamento daba la posibilidad a senadores y diputados de recoger firmas para que el caso fuera estudiado por el Parlamento.La decisión de recoger las firmas la tomó el partido comunista. Hacían falta sólo las firmas de un tercio del Parlamento, y se recogieron. Hoy, el Parlamento empieza el debate; durará sólo hasta el sábado. Todo hace prever que Cossiga será absuelto y el caso archivado definitivamente. Aunque existe una posibilidad intermedia que la oposición, sobre todo comunista, intentará aprovechar: se trata de pedir un suplemento de investigación a la misma comisión del Parlamento que había absuelto a Cossiga por un número de sufragios mínimo.
De condena al presidente del Gobierno nadie habla. No la piden ni los comunistas. Pero mientras los democristianos presentan sólo las dos hipótesis extremas: o absolución o condena, la izquierda pide la posición intermedia. Su posición es la siguiente: no se puede condenar directamente a Cossiga mandándolo ante la Alta Corte, porque no existen pruebas contundentes contra él, pero tampoco se le puede absolver, porque quedan cuestiones sin resolver y porque la misma comisión investigadora no lo absolvió por unanimidad.
En cualquier caso, Cossiga, de quien aseguran sus más íntimos colaboradores que en las últimas semanas ha sufrido mucho y se ha envejecido, ha anunciado ya que dimitirá sólo en el caso -excluido por todos- de una condena. Lo cual quiere decir que aun en el caso en que fuera aprobada la petición de la oposición de un «suplemento de investigación», está dispuesto a seguir en su cargo.
Esto significa que los políticos se podrán ir tranquilos de vacaciones, sin la espada de Damocles encima de una posible crisis de Gobierno en pleno agosto.
Lo cierto es que todos los rayos y centellas han caído contra Donat-Cattin, que se vio obligado a dimitir como vicesecretario de la Democracia Cristiana. Aun ayer, el editorial de Corriere della Sera, el primer diario del país, absolvió a Cossiga, que en el plano moral fue siempre un personaje responsable y el único ministro italiano que tuvo el coraje de dimitir después del caso Moro (era entonces ministro del Interior).
Pero el mismo editorial culpa a Donat-Cattin de falta de gusto, por haber metido en un aprieto a Cossiga cuando fue a pedirle noticias sobre su hijo Marco, acusado de terrorismo, sabiendo muy bien que el presidente del Gobierno no podía decirle ni una palabra sin caer en reato grave.
Para la crónica, esta mañana es la primera vez en la historia de la República Italiana que un presidente del Gobierno se presenta ante el Parlamento acusado de un reato ministerial.
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