Los sistemas económicos imponen diferentes lenguajes en la Conferencia de la Mujer
Las delegaciones árabes en la Conferencia Mundial de la Mujer de Copenhague, excepción hecha de Egipto, acompañadas por los países del Tercer Mundo, no alineados, países del Este, excepto Rumanía, y musulmanes, abandonaron ayer la sala de reuniones cuando comenzó a hablar la representante israelí, tal como hicieron el martes al comienzo del discurso de Jihan Sadat, esposa del presidente de Egipto, quien abandonó ayer Dinamarca por temor a un posible secuestro.
También en esta ocasión la protesta fue encabezada por la guerrillera palestina Laila Jaled, a la que se unieron alrededor de doscientas personas, que salieron precedidas por una bandera palestina. Ante los numerosos incidentes que se están produciendo en las conferencias «oficial» y «paralela», un grupo de participantes danesas ha pedido que se supriman ambas.La jornada de ayer estuvo presidida por Marta de Roldós, esposa del presidente de Ecuador, quien recordó que era el primer aniversario de la revolución nicaragüense contra Somoza, referencia que fue acogida con aplausos.
La representante israelí, embajadora Hava Hareli, habló en su discurso de la promoción que han tenido las mujeres árabes en Israel, «donde han mejorado notablemente», dijo, «sus condiciones de educación, salud y trabajo sin perder por ello sus tradiciones culturales». Tras afirmar que la igualdad de hombres y mujeres es condición indispensable para el desarrollo en todo el mundo de sociedades libres y progresistas, Hareli se preguntó cómo algunos países atacan el acuerdo de paz entre Egipto e Israel, primero logrado en el Próximo Oriente.
Las declaraciones de Laila Jaled a su llegada a Copenhague, en el sentido de que con Israel sólo hablarían con las armas y con el resto del mundo por medio de la palabra, hicieron manifestar ayer a la diputada israelí de la oposición Shulamit Aloni, que se encuentra en Dinamarca participando en el foro o «conferencia paralela», que está desolada, porque querría explicar a la guerrillera palestina que, en el seno del Parlamento israelí, ella lucha por la retirada de su país de los territorios ocupados. «Es chocante», dijo la diputada. «No avanzaremos nunca si las mujeres no llegamos siquiera a una conferencia sobre la paz, a hablarnos a pesar de las divergencias políticas y nacionales».
La confusión y los numerosos incidentes que están desarrollándose en las dos conferencias, la «oficial» de la ONU y el foro, han hecho que un grupo de participantes danesas pida que se supriman ambas. Ayer por la tarde, la presencia en la tribuna de Ieng Sirith, delegada del régimen camboyano de Pnom Penh, provietnamita, provocó la salida de la sala de las delegaciones de los países del Este, Afganistán, Congo y Angola. En la conferencia «paralela», una delegada israelí incitó a los asistentes a no tomarse en serio a quienes enturbiaran el clima de las reuniones, en alusión a las delegadas palestinas. Un abucheo la hizo retirarse.
Clima de confusión
En todo este panorama, la marcha de la mujer del presidente egipcio, Sadat, ayer por la mañana, con destino a El Cairo, interpretada por el periódico sueco Aftonbladet como una huida de un secuestro, no hizo más que contribuir al clima de confusión. Según el diario sueco, tres personas de esta nacionalidad, detenidas el 20 de junio, podrían estar implicadas en el plan de secuestrar a Jihan Sadat para canjearla por el ex sha de Irán.Algunos asistentes señalan que los componentes de las delegaciones se dedican a repetir continuamente que las mujeres representan el 50% de la población y que ningún gran problema del mundo podrá solucionarse sin su colaboración, además de explicar que en los países que ellas representan los esfuerzos en favor de la mujer son importantes y coronados de éxito. Las intervenciones se caracterizan por una diferencia de lenguaje entre los países en vías de desarrollo y los países socialistas por una parte, que tienden a poner el acento en los problemas generales, como el desarme y los países desarrollados por otra, que insisten más en su lucha contra las discriminaciones sexistas. Parece difícil encontrar una conexión entre los dos tipos de discurso.
El foro o conferencia paralela también está siendo criticado, aunque se le considere «más abierto e imaginativo», por las feministas más radicales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.