Terminó la huelga de las líneas aéreas portuguesas
La compañía aérea portuguesa TAP reinició ayer sus vuelos, una vez que los pilotos, en huelga desde el pasado 23 de junio, decidieran el lunes volver a su trabajo, respondiendo al llamamiento del presidente Eanes. La intervención presidencial ha sido criticada por el ministro de Trabajo, que lo calificó de injerencia en la esfera de acción del Gobierno.
Por su parte, el ministro de Transportes, Viana Baptista, afirmó en una conferencia de prensa que el fin de la huelga no significaba la terminación del conflicto. La patronal y los huelguistas, representados por el Sindicato de Pilotos de la Aviación Civil (SPAC), permanecen intransigentes en las posturas que originaron el paro.El Gobierno, que aprovechó la crisis para declarar a la TAP «en situación económica difícil», no renuncia a aplicar, al abrigo de esta disposición que suspende las garantías laborales y los convenios vigentes, una serie de medidas destinadas a sanear financieramente la compañía.
Según fuentes oficiales, esta última huelga de la TAP significó unas pérdidas del orden de los 1.700 millones de pesetas, a añadir al creciente déficit de explotación que fue, en 1979, superior a los 3.000 millones de pesetas.
El ministro de Transportes anunció la anulación definitiva del contrato firmado con la Lockheed para la compra inmediata de tres aparatos destinados a la renovación de la flota a largas distancias, y admitió que la TAP podría «dejar de cumplir algunas de sus actuales misiones», añadiendo que únicamente los vuelos a las Azores y Madeira merecían un esfuerzo especial.
Después de los insistentes rumores acerca del cierre de la TAP y de su desmembramiento en varias empresas, las palabras del ministro dejan, por lo menos, entender que la TAP renunciaría a las líneas no rentables, que son practicamente todas las transcontinentales. Las soluciones irían desde el cierre puro y simple hasta la explotación con otra u otras compañías. Y en este sentido habría que considerar los contactos en curso con Iberia. Parece probada la existencia de un borrador de acuerdo entre ambas compañías, que debía ser estudiado por el ministro español de Transportes durante la visita a Lisboa, prevista para el pasado día 14 y que fue aplazada a instancias de Madrid.
Por su parte, el Estado Mayor de la fuerza aérea portuguesa desmintió oficialmente la existencia en Estados Unidos de cuaIquier investigación gubernamental sobre posibles sobornos en la venta de aviones a la TAP y a la aviación militar portuguesa.
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