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Tribuna:SPLEEN DE MADRID
Tribuna
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Guía de parados

Que así dice el parado de Preciados, cariátide de El Corte Inglés: «Llevo trece meses parado, tengo hijos, pido para comer, no tengo trabajo, aquí sólo dan trabajo a los cubanos, por eso pido», todo extendido en un gran cartonaje desplegable, como las teorías de postales, pero a lo bestia y en parado, o el parado que enseña una tarjeta y no dice nada, es el parado obvio, también muy céntrico, y el que coge prospectos a las chicas que reparten prospectos y luego los vuelve a repartir él, poniendo el cazo, «urgente, liquidación total por cese de negocio y cierre de fábrica, se traspasa fábrica y se vende maquinaria industrial, grandes cantidades de prendas para liquidar», ya lo ve usted, don Francisco, así va la empresa, a incrementar el paro global, si es que no se nos arregla la compensación bancaria. yo llenaba el botijo a los contables, «cazadoras deportivas, pantalones unisex, cazadoras Marlboro. pantalones señora, cuadros y fantasía, tergal caballero, 50.000 vaqueros auténticos. blusas gran moda, polos lisos y rayados, caballero gran calidad, cintura goma, pantalón loneta», así va el país, don Francisco, dígalo usted en El Papel, ¿no se llama su periódico El Papel?, y ellos haciéndoselo de barones, fontaneros, turcos y demasiés, por disimular el paro, a ver, que es un corte estar parado, uno disimula con los prospectos, uno hace como que anuncia, uno guarda las formas, mientras hay pequena y mediana industria, hay decencia y respeto, pero si no hay pequeña y, mediana industria, adiós las formas, don Francisco.El parado más parado de Mundo Obrero es el repartidor del periódico. que se ha quedado sin Marx que repartir, y el parado místico/lectivo está en Espasa Calpe, arrodillado horas y horas detrás de un estantante, con un libro abierto en las manos. zurrón y barba. Le he mirado fijo y no cambia de página, sólo está ahí. parado. disirriulando su paro como lectura, disfrazando su lectura de piedad, ante la gran foto/póster de Menéndez-Pidal, que ha debido tomar, no sin razón, por un santo (laico). El parado marchoso se ha dejado un bigote/ barba a lo Francisco José y hace de abrecoches espontáneo en los restaurantes donde trasnocha julio, con algo de gondolieri y algo de romano catalán, más el acento de Vigo. España, España, aparta de mí este cáliz, dos millones de parados, unos cientos más por minuto.

El parado de la Costa Fleming es tercermundista, minusválido y no alineado. No culpa a los cubanos ni a nadie. Extiende su muñón, sobre el que se riza, como una lepra, el, viento caliente de julio, y con el hijo pequeño a un lado, hospiciano con padre, y el papel al otro lade, (los parados son mendigos epistolares, nunca verbales), aguanta la calderilla en duros del personal y aguanta, sobre todo, la competencia de las gitanas canasteras, que, tienen un pedir itinerante, peripatético, retórico y populoso. Van pidiendo limosna y parece que van haciendo fundaciones, como Santa Teresa. El parado céntrico, diurno y de grandes almacenes, es como un peatón más, que se ha tumbado en el suelo con una pancarta. No es un encartelado de la libertad, como los del tardofranquismo, sino un encartelado del hambre. El parado nocturno es esquinero, se aposta allí donde la delincuencia y el hambre hacen chaflán. Le pega un susto al miedo a salir de noche. El parado industrioso disimula el paro haciendo y deshaciendo cadenetas ante los niños que se han venido a Sol en el Metro o en el Suburbano de Campamento. El paro es un tercermundismo madrileño, metropolitano y cenceño, que vende lechugas en las terminales del Metro, vende enhebradores automáticos para la anciana que ya no hilvana bien, en la plaza de España, o deja crecer, en el huerto recalentado de su asfalto y su ocio, allá por Argüelles, Coslada, Batán y La Elipa, los gajos duros de coco desenlatado. Otro, frente al Ministerio de Asuntos Exteriores, busca en una rebusca de desperdicios de guamicionería una resma de cuero para tener un cinturón que apretarse, así va el país, don Francisco, ya usted ve.

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