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Luz y taquígrafos en Nervacero

El señor Abril Martorell, tan partidario de afrontar los problemas que a cara de perro llegan al Gobierno de UCD, se enfrenta hoy a una dura prueba. El abertzalismo vasco, a través de un comité de empresa, quizá justamente, radicalizado, trata de arrancar al Gobierno lo que por la vía de la rentabilidad y prudencia bancarias les ha sido denegado: un crédito para salvar la empresa Nervacero, en crítica situación a causa de una gestión desafortunada de la que son responsables los empresarios, los trabajadores y el inoportuno estímulo a nuestra industria siderúrgica en los últimos años del anterior régimen.Una plantilla que disfruta unos salarios superiores en un 30% a la media del sector y más del 100% por encima de los braceros andaluces, que con sus impuestos contribuirían a mantener esta situación, recurre a la Administración para que le saque del callejón sin salida en el que se encuentran.

El Banco de Crédito Industrial, con un criterio exclusivamente ajustado a la rentabilidad de los fondos públicos que maneja, ha denegado el nuevo crédito solicitado por Nervacero. Abril Martorell deberá negociar hoy, a nivel exclusivamente político, la papeleta que ha interceptado.

El señor Abril, pues, no debe ignorar que tiene en sus manos el destino de unos dineros públicos, por lo que parece razonable solicitar que la negociación, a modo de un debate parlamentario singular, pueda ser cubierta con absoluta transparencia por los informadores.

La sospecha de chantaje que, desde el radicalismo vasco, pesa sobre las decisiones políticas del Gobierno, quedarían disipadas con la presencia de la Prensa en la reunión de hoy. Abril Martorell ganaría credibilidad si los españoles pudieran tener noticia exacta de su hacer político. Luz y taquígrafos, pues.

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