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Escasos resultados de la visita de Barre a Madrid, según la prensa francesa

La prensa francesa de ayer cubrió con holgura y con una cierta dosis de ironía cortés la visita relámpago del primer ministro Raymond Barre a Madrid, el jueves pasado. Todos los informadores y comentaristas coinciden en que «el único resultado conseguido por Suárez consiste en que España será informada de las discusiones de los nueve sobre los dos males que sufre la Comunidad: finanzas y política agrícola». De todo lo dicho y escrito se deduce igualmente, como lo subraya en su titular un diario parisiense, que «la luna de miel ha terminado» entre Madrid y París.Con fórmulas más o menos similares, al día siguiente de la visita de su primer ministro a Madrid, los franceses no hacen más que reseñar lo que ya sabían de antemano: el profesor Barre llegó, explicó su lección y regresó, sin renegar en ninguna medida el discurso del pasado día 5 de junio del presidente Valéry Giscard d'Estaing en lo tocante a la ampliación de la CEE, y manifestando la irritación que les produce a los franceses el tema del santuario vasco en tierras galas.

«Nada ha cambiado en el fondo», anota el conservador Le Figaro, «por lo concierniente a la cuestión comunitaria». Sobre el mismo contencioso, el editorial de la primera página del independiente Le Monde estima que los españoles podrían quejarse de que, en la eventual continuación de las negociaciones, se separen los informes espinosos para España, como el industrial, la armonización de fiscalidades, la supresión de derechos de aduanas, de los informes objeto de pleito actualmente en el interior de la Comunidad: las finanzas y la agricultura. Estos temas son los fundamentales, los que favorecerían a España, pero son los que no se negociarán hasta que los nueve no lleguen a un acuerdo entre ellos. Este diario, como todos los demás, insiste en que «la esperanza de una adhesión rápida se evaporó» y que los allegados a Barre repiten que «eso va a ser largo». No sin crueldad para sus colegas madrileños, el enviado especial del mismo periódico le apunta un «fracaso» en Madrid al primer ministro francés, consistente en que no convenció a la prensa madrileña: «La pedagogía helada», dice, «del primer ministro no causó buen efecto. Aplastante, por su ciencia comunitaria, ante desdichados periodistas que evidenciaron no estar familiarizados con el tema, el profesor, como se le llama frecuentemente en Madrid, no habrá contribuido apenas a aplanar los Pirineos».

El tema vasco, para los franceses, como el comunitario también, no debía ser objeto de grandes sorpresas tras una entrevista que, se subraya, estaba destinada a tratar otros temas internacionales y que la actualidad reconvirtió en una explicación cara a cara sobre cuestiones de las que ambas partes sabían o debían saber todo de antemano. Cruelmente, también Le Figaro escribe: que los españoles lo que deseaban era precisamente ese careo, es decir, que «los franceses se expliquen y, aunque Barre no les ha prometido nada hoy, ellos se adjudican el derecho de manifestarse satisfechos, a pesar de que ayer mismo nos odiaban».

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