La central de Harrisburg es extremadamente peligrosa, según el Senado de EE UU

La central nuclear de Three Miles Island, en Harrisburg, Estado de Pensilvania, sigue siendo extremadamente peligrosa y la lentitud con que se efectúan los trabajos de ventilación del gas encerrado aún en su interior aumenta los riesgos de fugas radiactivas, afirma en su esencia el informe del Senado norteamericano sobre el caso, hecho público ayer.

Las operaciones destinadas a liberar progresivamente hacia la atmósfera el criptón radiactivo, encerrado en la central desde el accidente del 28 de marzo de 1979, comenzaron la semana pasada y su duración está prevista para todo un mes.

«Cuanto más dure la operación mayor será el riesgo de que otras fugas radiactivas accidentales se produzcan antes de que los experos puedan reparar o cambiar las zonas averiadas», afirma el documento, que fue redactado por la subcomisión senatorial del Medio Ambiente y Trabajos Públicos. «Los habitantes de los alrededores y, de forma más inmediata, los expertos encargados de la operación están amenazados», añade el texto.

El informe explica que no se sabrá verdaderamente cuál fue el nivel de radiaciones emitidas desde el momento del accidente, pues «el material para las mediciones era insuficiente y estaba en mal estado de funcionamiento». El texto señala, sin embargo, que no existe ninguna «prueba convincente» de que las radiaciones hayan sido lo suficientemente fuertes como para causar problemas de salud.

El informe senatorial, como el documento precedente redactado por la Casa Blanca, indica igualmente que el accidente de hace quince meses fue causado tanto por errores humanos como por el mal funcionamiento de la maquinaria.