Garaikoetxea niega que su Gobierno se haya comprometido a convocar una huelga general
Como «un ataque frontal a la democracia y un desprecio olímpico a la legítima representación del pueblo vasco» calificó ayer Carlos Garaikoetxea la ocupación del Parlamento de Euskadi y la retención de sus miembros por parte de los trabajadores de Nervacero. En una conferencia de prensa celebrada en la sede de Presidencia, en Vitoria, el lendakari vasco asumió plenamente la responsabilidad de la decisión de recabar la presencia de la policía dentro y fuera del recinto parlamentario, y negó insistentemente que el Gobierno y el Parlamento, como instituciones, se hubiesen comprometido en ningún momento a apoyar una huelga general si fracasaban las gestiones del Ejecutivo vasco encaminadas a resolver el conflicto.A lo largo de todo el acto informativo, Carlos Garaikoetxea amplió y matizó los aspectos fundamentales de un extenso comunicado que en torno a los hechos. divulgó minutos antes el gabinete de prensa de Presidencia. «Nos vemos en la necesidad de analizar en profundidad este suceso, porque se trata», dijo, «de un hecho gravísimo, que en ningún caso puede justificarse y que en cualquier país del mundo se consideraría un delito perseguible».
En el comunicado mencionado se señala que el Gobierno, aunque reconoce la existencia de situaciones dramáticas como las de los trabajadores de Nervacero, anuncia que «tratará de impedir, con todos los medios a su alcance, que se produzcan tal tipo de acciones y situaciones, y en tanto no se cree, con la mayor celeridad, la policía autónoma, tal y como prevé el Estatuto, apelará para impedirlo cuantas veces resulte necesario a las fuerzas de seguridad existentes, de la misma forma que cualquier ciudadano, incluidos los que asaltan las instituciones apelan a las mismas ante eventuales ataques a sus bienes y personas».
A este respecto, comentó Garaikoetxea que hasta tanto no exista en Euskadi una policía autónoma que asuma todas las competencias que hoy le confiere el Estatuto («hasta sus últimas consecuencias»), habrá un período transitorio, en el que coexistirán aquélla y las actuales fuerzas de seguridad del Estado. «En pura coherencia estatutaria», precisó, «estas fuerzas, que transitoriamente tienen asignadas las funciones que en su día deben realizar la policía autónoma, están, hoy por hoy, al servicio de la comunidad autónoma vasca, y así debe entenderse. El Gobierno considera de estricta responsabilidad la coordinación de actuaciones con las FOP, por encima de dificultades técnicas y sobre todo por encima de dificultades sociológicas, derivadas de los recuerdos dramáticos».
Lamentó el presidente del Gobierno vasco que en la intervención de la policía se produjeran heridos, «pero el Gobierno asume plenamente», dijo, «la responsabilidad de la decisión adoptada por el consejero del Interior, que, ante la evidencia de que se producía el asalto al Parlamento, recabó la protección del mismo, de forma que se impidiera su ocupación por la fuérza». No obstante, señaló que no se explicaba por qué las FOP habían esperado a que los obreros hubieran ocupado el edificio foral para intervenir.
Tras anunciar que los consejeros de Trabajo e Industria del Gobierno vasco, tal y como se habían comprometido con los trabajadores de Nervacero, habían viajado ayer mismo a Madrid para realizar gestiones con el vicepresidente del Gobierno Fernando Abril para resolver el conflicto de la empresa afirmó: «Quiero insistir en que esa es la única actuación que nos comprometimos a realizar. Es absolutamente falso que las instituciones vascas se comprometieran a potenciar una huelga general si fracasan las mencionadas negociaciones».
Al valorar luego las consecuencias que para la imagen y trayectoria del Parlamento vasco pueden tener los sucesos del viernes, el señor Garaikoetxea, afirmó con su convicción de que finalmente «el saldo será positivo». «Se trata», añadió, «de un arma de doble filo. Por una parte, es lamentable que se produzca un allanamiento de una alta institución y se proyecte una imagen de indefensión y zarandeo de la misma. Pero, de otra parte, la forma reprobable en que se produjo la invasión y la manipulación política que hicieron grupos extraparlamentarios y uno que es parlamentario, pero no acude a la Cámara -que, como «aves de rapiña», intentaron capitalizar morbosamente una situacion dramática de los trabajadores-, también tiene un profundo valor didáctico si se lo sabemos explicar bien al pueblo ».
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