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Entrevista:

Teresa Miralles: "La inseguridad ciudadana legitima el control del Estado sobre la población"

Doctora en derecho y en criminología, Teresa Miralles es actualmente profesora agregada de Derecho Penal de la Universidad de Barcelona. Dentro del seminario sobre la criminología en España celebrado en el marco del 29º Curso Internacional de Criminología, que se ha desarrollado la semana pasada en Pamplona, intervino en una comunicación sobre «Los aspectos criminológicos de la seguridad ciudadana en el Estado español».

La profesora catalana, junto con otros colegas del Departamento de Derecho Penal de la Universidad de Barcelona, ha realizado, el año pasado, una investigación en Lérida sobre las repercusiones que ha tenido en la población el terna de la seguridad ciudadana. El resultado ha sido que Lérida no es una excepción, sino que más bien es el prototipo de población en situación de pánico moral. que pide más fuerza policial y mayor represión para su propia salvación democrática. Una segunda fase de la investigación, que se desarrolla actualmente, versa precisamente sobre la eficacia policial dentro del significado que ha de tener la actividad de la policía, de conformidad a los fines de un Estado democrático.Pregunta. ¿Cómo surge el concepto de seguridad ciudadana en los Estados democráticos?

Respuesta. La seguridad ciudadana surge en el nuevo Estado español, que está queriendo presentarse como una nueva democracia, como una contraposición al concepto de orden público, que representa un control total del Estado sobre el individuo. Este concepto es centrado especialmente por la extrema derecha y por las instancias de control (policía y tribunales) en la situación de inseguridad ciudadana que cierto tipo de delincuencia crea. Aquí viene mi planteamiento. El Estado actual, de tipo monopolista, con grandes contradicciones internas, al tener que revestirse del matiz democrático, necesita que la población legitime su crisis de autoridad, justamente porque, por sus contradicciones internas, necesita una gran dosis de consenso. Y aquí hay una imitación del modelo alemán, un planteamiento autoritario que se sigue en toda Europa. Para poder legitimar este aumento de represión estatal en la línea autoritaria, la simbolización de ciertas conductas delincuentes en inseguridad ciudadana lleva a que la población, ya sumergida en lo que llamamos pánico moral, no sólo acepte, sino que pida mayores controles represivos.

P. ¿Y qué consecuencias se derivan de esta situación para los ciudadanos?

R. Por ejemplo, la creación simbólica de las actividades terroristas, especialmente en Alemania, lleva a la creación de cuerpos especiales antiterroristas, imitados por países como Suecia y Dinamarca, que, a la postre, se dedican a controlar a los refugiados políticos. En Escocia se han dado nuevos y amplios poderes a la policía. En Dinamarca, la nueva prisión preventiva en aislamiento. En Alemania, las nuevas celdas de aislamiento para delincuentes políticos o terroristas. En España, la necesidad sentida de la creación de centros especiales para elementos extremadamente peligrosos. Todo ello muestra una tendencia sumamente autoritaria del bloque europeo, que necesita legitimarse, necesita el crédito de la población, justamente porque estos Estados se llaman democráticos. Un país dictatorial no necesita una legitimación. Por ello, España está viviendo ahora un momento crucial, porque, amparándose en la tendencia democrática europea, está siguiendo este mismo camino autoritario.

P. ¿Qué papel juega el consenso en la legitimación de la represión en sociedades democráticas?

R. Ya desde el nacimiento del Estado liberal los ciudadanos se sometieron por el pacto social a las reglas de uniformidad del consenso. Este consenso se revela de gran utilidad al Estado intervencionista, justamente porque este Estado ya implica una concentración de autoridad en relación al individuo, y de ahí surge el concepto de prevención especial, que supone una intervención directa del control del Estado sobre el individuo a través de las instancias de control, como son los argumentos científicos de la criminología positivista (y, dentro de ellos, el concepto rector de peligrosidad social del delincuente), que legitima a las otras instancias de control, como son los jueces y la misión. para intervenir directamente en relación con el delincuente.

¿De dónde surge este individuo delincuente? Exactamente de aquel momento social en que ya nace marginado al crearse las reglas del consenso, ya que éstas, cuando propugnan que todo individuo en un país democrático tiene un mismo acceso a las distribuciones económicas, politícas y legales, están ya de por sí negando el ámbito social de desposesión de tal acceso. Para este ámbito social se crea, al mismo tiempo que se creó el consenso, la moderna ley penal, la cual, como es depositarla de la fuerza coactiva del Estado, tiene, pues, relevancia política.

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