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Nuevos incidentes y aumento de las huelgas en las ciudades mestizas de Suráfrica

Las calles de los barrios mestizos de El Cabo conservan todavía las trazas de los disturbios de días precedentes. Las patrullas policiales siguen vigilando la zona, en la que se han registrado, durante las últimas noches, lanzamientos de piedras y algunos incendios provocados. Los transportes públicos que unen a las ciudades mestizas y negras con Ciudad del Cabo fueron paralizados ayer durante varias horas, a causa del incendio de un vagón. Pero, a pesar de la ausencia de trenes, los africanos se negaron a utilizar los autobuses de la península de El Cabo, que desde hace tres semanas sufren un boicoteo como protesta por la subida de tarifas. Entre tanto, se amplía el movimiento huelguístico.

Después de dos días de trágicos enfrentamientos en varias ciudades de Suráfrica, principalmente en Ciudad del Cabo, donde, según las primeras cifras policiales dadas a conocer ayer, veintinueve personas clasificadas como «de color» o mulatos resultaron muertas y 141 heridas. Una calma tensa ha sido la nota dominante de la jornada del jueves.

Fuentes extraoficiales han señalado, no obstante, que, por lo menos, 42 mulatos murieron y más de 250 resultaron heridos, aunque se cree posible que la cifra final de víctimas supere en realidad los setenta.

Ayer, también, el comisario de Policía de Ciudad del Cabo, quien había declarado haber recibido instrucciones de «tirar a matar», fue rectificado por el jefe nacional de Policía, quien dijo que las órdenes habían sido de «impedir los saqueos y disturbios por todos los medios».

En el barrio dormitorio negro de Soweto, de Johannesburgo, estrechamente vigilado por la policía, los choques han sido relativamente escasos.

La entrada en Soweto ha sido totalmente prohibida a la Prensa, aunque la policía dice que sólo la autorizará a aquellos periodistas surafricanos « de cuya integridad moral puedan responder los directores de sus periódicos».

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El Gobierno prohibió ayer, también, a los hospitales que respondan a las preguntas de los informadores, privando a éstos de una valiosa fuente informativa. Los diarios de El Cabo se han visto obligados a publicar una nota, dirigida a sus lectores. en la que pide a éstos que les comuniquen todas las informaciones que poseen sobre la situación en las ciudades mestizas.

El rotativo liberal Rand Daily Mail ha responsabilizado al Gobierno de los recientes disturbios, ya que con «su tratamiento vergonzoso del problema de los mestizos ha provocado esta erupción de frustración y cólera».

Tan graves como en 1976

Los incidentes en Ciudad del Cabo han sido tan graves que nadie duda en compararlos con los de Soweto de 1976, que entonces afectaron sólo a la población negra. Las consecuencias de los sucesos de los últimos días pueden ser, sin embargo, mucho más graves para el futuro de la convivencia racial en Suráfrica. Esta vez son los «de color» o mulatos, el tercer grupo racial en importancia, el que ha tenido que pagar un importante tributo de vidas.Los «de color» eran, no obstante, el grupo racial con el cual, tan sólo hace una semana, el primer ministro P. W. Botha se declaraba dispuesto, como gran concesión y reforma constitucional, a integrar en un «consejo presidencial».

Las posibilidades de formar tal consejo presidencial, la piedra angular de la reforma del sistema racial surafricano prevista por el Gobierno, parecen ahora mínimas , ya que los «de color» rechazarán probablemente integrarse en un mecanismo constitucional del cual, por otra parte, están excluidos los veinte millones de negros del país.

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