Isodel: los trabajadores cumplen su parte
La empresa Isodel Sprecher, dedicada a la fabricación de aparamente eléctrica, tiene un interés, desde el punto de vista estratégico, por su participación en las interconexiones entre España, Francia y Portugal; en los grandes complejos industriales de nuestro país, como por ejemplo la industria siderúrgica, naval, petroquímica, etcétera. En el supuesto de no continuidad de Isodel, el desequilibrio en la balanza de pagos sería del orden de 8.000 millones de pesetas anuales, según datos elaborados por la propia dirección de la empresa.Cuando la crisis aparece en Isodel, y en general, en la industria de bienes de equipo, el Plan Energético Nacional (PEN) no había sido discutido, ya que las primeras elecciones legislativas de nuestro país se acababan de celebrar. Varios motivos impedían la discusión y aprobación en el Congreso de los Diputados para la posterior puesta en marcha del PEN, entre ellos la financiación (privada o pública) y la propia indecisión del Gobierno para optar entre los diferentes tipos de tecnología a implantar -nuclear térmica (carbón, fuel)- e incluso tratar de aprovechar al máximo nuestros recursos hidrográficos.
Desde 1977, la plantilla de Isodel ha pasado de ser de 1.500 a 1.200 trabajadores, mediante jubilaciones anticipadas o negociaciones individuales entre empresa y trabajadores. Esta disminución en los puestos de trabajo, sin darse en un contexto general de negociación, fue aceptada tácitamente por los trabajadores. Estos fueron los primeros en creer en Fa viabilidad de la empresa, dado su carácter monopolista de mercado y su importancia anteriormente citada.
Transmitido el convencimiento de los trabajadores de la viabilidad de la empresa al consejo de administración, como órgano máximo responsable de la sociedad, éste contrata los servicios del gabinete Check, asumiendo los resultados del plan a realizar. Check se dedica a realizar estudios y proyectos sobre planes de viabilidad de empresas en crisis, ha participado en los planes de reconversión de empresas como Babcock & Wilcox, Elma, Soler Almirall, etcétera.
En Isodel, su método de trabajo imponía la necesidad de disponer de un período de seis meses para elaborar el plan definitivo de viabilidad, durante este período (septiembre de 1979-mayo de 1980), así como su ampliación (abril-mayo de 1980), los trabajadores aceptaron la regulación de empleo con el objetivo del relanzamiento de la empresa.
A pesar de que en repetidas ocasiones el comité de empresa pidió su participación en la elaboración del plan, ésta fue negada sistemáticamente, participando únicamente en su elaboración las diferentes partes que componen la sociedad, excepto los trabajadores.
A principios de febrero se presenta el plan a los trabajadores y a las diferentes partes que componen la empresa; dicho plan representa un alto coste social para aquellos, en los aspectos de reducción voluntaria de la plantilla, productividad, movilidad, regulación de empleo hasta 1983, etcétera.
Se negocia hasta la saciedad, no modificándose sustancialmente el contenido que el plan tenía al principio.
El día 8 de abril se celebra el referéndum para la aprobación o no del plan de viabilidad, aceptando la mayoría de los trabajadores su puesta en práctica.
El plan contempla como fecha para la iniciación de su aplicación el día 1 de junio.
Isodel, hasta la llegada del gabinete Check, estaba formada en su capital social por Delle Alsthom (francesa), 26,3%; Sprecher Sund (suiza), 23,7%; Hidroeléctrica Española, 25%; Banesto, 7,5%; Bandesco, 7,5 %, y accionistas minoritarios, 10%.
La propuesta de Check en el plan de viabilidad es la siguiente: Hidroeléctrica Española, 25 %; Delle Alsthom, l2,5%; Sprecher Sund, 12,5%; Banesto, 7,5%; Bandeseo, 7,5%, quedando el, resto, un 35%, para la entrada como nuevos socios de empresas eléctricas, públicas y privadas, como Iberduero, Sevillana de Electricidad., FECSA, Hidroeléctrica del Cantábrico, ENHER, ENDESA, UNELCO, GESA, Unión Eléctrica, etcétera.
En estos momentos, la puesta en práctica del plan se ve retrasada por la falta de decisión, de estas empresas.
Otro aspecto importante que retrasa esta puesta en práctica es que el plan contempla la aportación de créditos procedentes de la Administración (Ministerio de Industria) y de la banca privada (Banesto).
Los trabajadores votaron sí al plan en el referéndum ,y quieren que se cumplan los acuerdos; ahora exigen, lógicamente, que el capital cumpla su parte. La responsabilidad la tienen ahora la Administración, Banesto, Hidroeléctrica Española y el gabinete Check. De no asumirse esta responsabilidad, se corre un serio peligro, como es que empresas o sectores en crisis, con necesidad de reconversión, con, posibilidades de llegar a acuerdos patronal- trabajadores, que, ante el mal ejemplo de Isodel, después de un largo tiempo y de muchas dificultades para llegar a acuerdos, sea el capital quien no los respete.
Isodel, 1.200 puestos de trabajo, 10.000 trabajadores en empresas auxiliares, la Administración y el capital tienen la palabra.
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