El juicio por el secuestro de Eufemiano Fuentes, visto para sentencia
El letrado Fernando Sagaseta no pudo concluir ayer la lectura de su informe final, al retirarle la palabra el presidente de la sala, Salvador Pérez Ruiz, tras los «choques dialécticos» que sostuvo con el fiscal y con el propio presidente en la última jornada de la vista oral contra los familiares de Angel Cabrera, el Rubio. El juicio quedó visto para sentencia tras la ratificación en sus conclusiones del fiscal y la acusación privada en la petición de veinte y treinta años, respectivamente. La defensa pide la libre absolución de los procesados.Intervino en primer lugar el fiscal Lucas García. Se refirió a la actuación de el Rubio en todo el asunto de acuerdo con sus familiares e hizo mención a Marrero Arencibia, señalando que en Londres, durante 1975, habían planeado la operación y que éste le había facilitado detalles de la casa de Eufemiano Fuentes. Señaló que luego vino la ejecución del secuestro, sin haberse podido determinar hasta hoy la forma y hora de entrada del secuestrador en el domicilio. Hizo referencia a las llamadas telefónicas a la casa del secuestrado, a las cartas firmadas por un presunto movimiento independentista, lo cual se hizo así, según el ministerio fiscal, para atemorizar a los familiares, pero sin que hubiese un verdadero móvil político.
En el informe final, el fiscal alude al motivo de detención del resto de los familiares. Parece ser que todo partió del hallazgo de veintisiete casquillos de bala pertenecientes a una metralleta marca Star, y que tras los interrogatorios de Valerón Monzón, éste indicó que el Rubio tenía una metralleta que posteriormente fue descubierta camuflada en su casa familiar. El ministerio fiscal explicó detalladamente la participación de cada uno de los procesados y terminó su intervención, señalando que los hechos probados se calificaban de robo con homicidio, y calificaba como coautores a los tres procesados.
El abogado de la acusación particular salió al paso de la tesis del autosecuestro de Eufemiano Fuentes, defendida por la defensa.
El abogado de José Juan Cabrera, Pedro Limiñana, comenzó precisando que quería encuadrar los hechos ocurridos después de cuatro años de investigaciones e insistió en las circunstancias políticas de 1976.
«La versión policial está preñada de incongruencias», añadió, «se han inventado el supuesto cadáver de Eufemiano Fuentes». Hizo alusión a seis detalles importantes que invalidan la investigación de los forenses.
El letrado Sagaseta comenzó haciendo una denuncia de las torturas policiales y sacó a colación la dictadura de Franco, «que aún perdura en los albores de la democracia», añadiendo que las audiencias tienen la obligación moral de realizar investigaciones en los casos de torturas. En este punto, el presidente del tribunal llamó al orden al letrado. Posteriormente, censuró la exposición del fiscal y el preámbulo de la acusación particular, volviéndole a pedir el presidente de la sala que se limitara al informe y que no admitía sus juicios de valor. Tras sucesivas llamadas al orden retiró la palabra a Sagaseta.
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