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La izquierda iraní, expuesta a una nueva depuración

Los integristas religiosos iraníes hicieron comprender el jueves, al enviar sus milicias armadas contra 50.000 simpatizantes y militantes muyaijdines (progresistas islámicos), que no piensan ceder el poder que poseen desde las elecciones parlamentarias.Tres horas de violentos enfrentamientos en las cercanías de la Embajada de Estados Unidos y en el estadio Tajrti, donde se celebraba el mitin de los muyaijdines, no lograron impedir la reunión.

Pero los bien estructurados comandos de los hezbolajís (intransigentes musulmanes) y la intervención de los guardianes de la revolución, que trataban de boicotear el mitin muyaijdín, prueban hasta qué punto los dirigentes religiosos que se encuentran en el poder quieren acabar con los grupos que consideran están «fuera de la línea del imán Jomeini».

El balance de las víctimas muyaijdines, desde febrero de 1979 hasta marzo de 1980, ha declarado Masud Radyavi, dirigente de este grupo islámico progresista, es de 2.500 heridos en más de cincuenta ciudades. Desde el 21 de marzo al 21 de abril, noventa muyaijdines más fueron atacados por grupos de incontrolados.

El dirigente muyaijdín se ha rebelado contra la caza de brujas y el silencio de los ulemas (doctores de la fe), de las autoridades, de los comerciantes y de los medios de comunicación.

Los enfrentamientos del jueves por la tarde parecen un efecto lógico de la decisión de las autoridades de cerrar las universidades, el 22 de abril pasado, para «acabar con los grupos armados» marxista-leninistas, que habían instalado sus «sedes subversivas» en el recinto docente inmediatamente después de que triunfó la revolución.

El presidente Abolhassan Banisadr cubrió en aquel momento la operación de limpieza (cincuenta muertos y quinientos heridos) que los hezbolajís habían emprendido, asegurando a los estudiantes que, después del restablecimiento del orden en las universidades, serían respetados «los derechos a la libre expresión política y a la libertad de reunión».

La confirmación de la victoria en las elecciones legislativas de los integristas religiosos del Partido de la República Islámica (PRI) radicalizó más aún la intransigencia de aquel que aparecía como oponente número uno de la política del presidente Banisadr: el ayatollah Bejeshti.

El ideólogo del PRI, Hassan Ayat, ha declarado a la agencia France Presse: «Banisadr quiere formar un Gobierno de coalición. Nosotros queremos un Gobierno coherente, islámico y en la línea del imán. Tenemos una aplastante mayoría en el Parlamento, y el Parlamento será quien, en última instancia, tendrá que designar al Gobierno», añadió.

Ayat ha declarado también que la «línea occidentalizada» del Consejo de la Revolución debe desaparecer para dejar paso a la «línea islámica».

Más ataques a la izquierda

Por otro lado, en el acto religioso que se celebra todos los viernes en la Universidad de Teherán, y que reunió ayer a cerca de 40.000 personas, el hayatoleslam Madijah, diputado de Teherán, acusó a los muyaijdines de colaborar con los autonomistas kurdos. «Juntos organizan complós en el interior y en las fronteras del país, para hacer fracasar la revolución», afirmó.El imán guía de los rezos del viernes en Teherán, hayatoleslam Alí Jaenei, atacó por su parte a «ciertos periódicos iraníes», así como a varios programas de radio (entre ellos los programas en persa de la BBC), que «exageran los pequeños problemas de la revolución».

Hablando con un fusil ametrallador en su mano, Jaenei añadió: «Os pido que participéis más masivamente en los rezos del viernes por todo Irán para hacer fracasar al enemigo».

Coincidiendo con esta nueva irrupción del «caos interno», denunciado recientemente por el ayatollah Jomeini, el presidente iraní, Abolhassan Banisadr, volvía a dar la voz de alarma a causa de la «falta de cohesión y de seguridad» en el país, que amenazan el futuro de la revolución islámica.

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