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El Gobierno británico expulsa al jefe de la misión diplomática libia

El Gobierno británico ha decretado la expulsión inmediata del jefe de la representación diplomática libia en el Reino Unido, Musa Kusa, como consecuencia de unas declaraciones del diplomático árabe en apoyo de la ejecución de dos súbditos libios residentes en Inglaterra.Kusa declaró el jueves, a un periodista del Times, que «los comités revolucionarios habían decidido la ejecución de dos ciudadanos libios, acusados de haberse apoderado de fondos pertenecientes al Gobierno de Trípoli»; yo, añadió, «apruebo esas ejecuciones».

La reacción del Gobierno de Londres no se ha hecho esperar. Musa Kusa fue llamado al Foreign Office ayer por la mañana, donde el viceministro del departamento y lord del Sello Privado, sir Ian Gilmour, le comunicó personalmente la orden de expulsión.

«Las autoridades británicas creen que todo se acabará si cierran la Oficina del Pueblo; me atrevo a afirmar que se equivocan, puesto que las ejecuciones continuarán», declaró Kusa ante la puerta de la Embajada libia en la capital británica, poco después de serle notificada su expulsión.

Las declaraciones de Musa aparecieron ayer en la primera página del Times y provocaron un verdadero escándalo político. Además de aprobar la ejecución de dos funcionarios del Gobierno libio, Musa añadió que si las autoridades británicas continuaban protegiendo a los oponentes del régimen del coronel Gadafi, el Gobierno libio podría empezar a «cooperar con el IRA (Ejército Republicano Irlandés)».

La afirmación del representante libio ha estado respaldada por un comunicado enviado a los medios de información por un tribunal revolucionario libio en el Reino Unido, en el que se rinde tributo «a los revolucionarios irlandeses que se enfrentan al colonialismo inglés».

Hace dos meses, dos prominentes personalidades de la colonia libia exilada en Inglaterra, un periodista y un conocido abogado, fueron asesinados a tiros, en Londres, por «comandos revolucionarios» enviados por el Gobierno de Trípoli. La mayoría de los libios pidieron protección policial a Scotland Yard a partir de los atentados, y muchos de ellos cambiaron de domicilio y se refugiaron en casas de amigos y familiares.

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Como en otros lugares del mundo, la representación diplomática libia, situada en la céntrica plaza de St. James, ha borrado de sus placas la denominación de «embajada» para sustituirla porel nombre de «Oficina del Pueblo». Medios policiales británicos están convencidos de que en su recinto se encuentran varios comandos enviados desde Tripoli para eliminar a los enemigos de Gadafi, que se niegan a regresar a Libia.

La decisión del Gobierno británico pone de manifiesto la determinación de las autoridades de este país de no permitir el más mínimo brote de terrorismo árabe en el Reino Unido y está en línea con la declaración hecha por el ministro del Interior al Parlamento a raíz del asalto militar de la Embajada iraní en Londres.

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