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Espectacular sabotaje guerrillero de tres complejos petroquímicos surafricanos

La policía surafricana ha movilizado a todos sus hombres disp9nibles, en una gigantesca operación de captura de los responsables de los atentados cometidos en la noche del domingo al lunes en dos complejos petroquimicos estratégicos. Dos inmensas columnas de humo se elevaban todavía ayer por la mañana por encima de Sasolburg, a cien kilómetros al sureste de Johannesburgo, donde los habitantes fueron despertados, poco antes de la medianoche, por una serie de siete explosiones a las que siguieron llamaradas gigantescas.

Estos atentados son los más importantes que se han producido en el país desde hace veinte años. Al menos se han perdido quinientos millones de pesetas a causa de la destrucción de cuatro depósitos gigantes de la fábrica Sasol-1 (que produce petróleo a partir de carbón) y de tres más en la vecina refinería de Natref. El capital de esta última pertenece en un 30% a la compañía francesa Total; en un 17,5%, a la NIOC iraní, y el resto es surafricano.Un tercer atentado fue cometido, casi simultáneamente, en el interior de la fábrica Sasol-2, que se estaba construyendo en Secunda, al este de Transvaal, causando según la dirección, una serie de daños menores.

En Sasolburg, un agente de seguridad fue herido en el hombro por los autores de los atentados. Controles policiales filtraban casi toda la región, mientras que las brigadas de bomberos de siete ciudades y del Ejército del Aire trataban de reducir los incendios.

Según el director general de Sasol, la operación estaba «bien planificada» y se trataba claramente de «la obra de unos terroristas». El ministro de la Energía ha declara do por su parte que este ataque «sofistitcado» prueba que Suráfrica es víctima de un «ataque organizado para perturbar su orden y su estabilidad».

Los guerrilleros (que, según los observadores, pertenecen al Congreso Nacional Africano, prohibido por las autoridades) han golpeado sobre un objetivo psicológicamente crucial, ya que el petróleo es la única riqueza no disponible en Suráfrica.

Un país sin petróleo

Sasol-1, que fue abierta en 1955 proveía actualmente entre el 4% y el 6% del consumo surafricano de productos petrolíferos. Gracias a la construcción de Sasol-2 (que habría de finalizarse en 1982) y Sasol-3 (que comenzaría a producir en 1985), Suráfrica podría disminuir en la mitad sus importaciones de petróleo.

Suráfrica padece desde 1973 e embargo dictado por los países árabes productores de petróleo. Desde el año pasado, Irán, que era uno de sus principales proveedores, se sumó a las represalias árabes, conservando mientras sus intereses en la refinería de Natref.

Estos atentados, que siguen a las operaciones de guerrilla urbana conducidas durante los últimos meses por el Congreso Nacional Africano (que ha atacado preferentemente las sedes policiales) coincide con la más importante ola antiapartheid que se produce en este país después de los sangrientos disturbios de 1976.

A los movimientos huelguísticos de miles de estudiantes mestizos, indios y africanos se añadió el lunes el boicoteo de autobuses en la región de El Cabo, como protesta contra el aumento de tarifas.

Las comunidades mestizas y africanas de la península de El Cabo acudieron masivamente a estas acciones de protesta el lunes por la mañana. Un pasajero resultó herido y varios autobuses accidentados a causa de las piedras que lanzaban los boicoteadores.

Por otro lado, la tensión ha caído en Durban, donde finalizó la huelga de 6.000 trabajadores negros del ramo textil, después de que les fuese concedido un aumento inmediato de sus salarios de un 15 % y una subida suplementaria de un 10% más para el próximo mes de enero.

Paralelamente a estos acontecimientos, dos procesos polarizan la atención de buena parte de los surafricanos. Uno de ellos es el del universitario blanco Renfrew Christie, que ha sido acusado de proporcionar informaciones sobre temas energéticos al Congreso Nacional Africano y especialmente sobre el programa nuclear de este país. La sentencia será dictada hoy.

El otro proceso comenzó ayer en Pretoria y afecta a nueve africanos, que son acusados de ser miembros del Congreso Nacional Africano y de haber ayudado a los guerrilleros.

Después de la revuelta de los jóvenes negros en 1976 (que causó la muerte de unas seiscientas personas), alrededor de 5.000 jóvenes africanos han abandonado Suráfrica y muchos de ellos se han enrolado en los campos de entrenamiento militar que el Congreso Nacional Africano posee en Angola, en los países del este de Europa y en la URSS.

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