Los boicoteos individuales y federativos acentúan el deterioro de los Juegos Olímpicos
El zarandeado movimiento olímpico, que sufre, sin duda, los momentos más graves de su historia (pese a las muchas dificultades que ha pasado ya en ocasiones anteriores) se encuentra además ante dilemas inmediatos de reorganización interna que debe afrontar para no deteriorar aún más la situación actual. La publicación el pasado martes de la lista de países que han formalizado su inscripción en los polémicos Juegos de Moscú no deja de ser una nota oficial, que podrá, a buen seguro, parecerse bien poco a la realidad cuando comiencen a disputarse las distintas competiciones el 19 de julio. La URSS y el Comité Olímpico Internacional pueden estar contentos de que los Juegos no serán «exactamente» la Espartaquiada -máxima competición de tipo olímpico organizada por la URSS, con intervención de todos los países de su órbita-, pero tampoco podrán ser ni siquiera unos Juegos Olímpicos «normales», según la lista de países inscritos.Al margen ya de la disparidad de criterios entre Gobiernos y comités olímpicos nacionales, tampoco éstos van a poder llevar, en todos los casos, los participantes previstos o si han.decidido no ir a Moscú, quizá impedir la presencia de federaciones o deportistas individuales a título particular. El reglamento olímpico sólo admite representatividad a los CON, pero la situación es tan grave, que el COI podría próximamente -en reuniones del comité ejecutivo los días 9, y 10- cambiarlo, a fin de no cerrar más puertas por cuestiones burocráticas. Si no lo hace -con Killanin ya diciendo adiós- será para no dar más sensación de derrota, pero al menos se lo empezará a plantear seriamente cara al futuro. En otro plano, las presiones o prohibiciones políticas del los Gobiernos contrarios a que sus CON vayan a Moscú, aunque toleren su decisión, menguará sensiblemente la participación de entidad en muchas modalidades. Incluso internamente determinadas federaciones se abstendrán de ir, aunque lo hagan otras siguiendo la postura de sus respectivos CON. El caso español, conocido entre el viernes y el sábado, tras el sí del COE y el deseo del no gubernamental, es un ejemplo bien cercano del lío actual.
Era de sobra conocida la postura negativa del hockey sobre hierba y de la hípica -única que no irá- En ambos casos se argüía que el nivel de las competiciones respectivas en Moscú iba a ser bajísimo por las ausencias, pero la realidad es también otra. En el primer deporte, que al final irá, sí parece claro que las bajas de Pakistán y la RFA, a las que se han unido Australia y Nueva Zelanda, por la misma razón española, aunque su comité olímpico se haya inscrito -los países australes tienen gravísimos enfrentamientos internos-, devalúa enormemente el torneo, pero también ha sido evidente la postura personal del presidente, Joaquín Dualde. Este, tras su presencia en el torneo de campeones de Lahore (Pakistán), en las mismas fechas de la invasión soviética de Afganistán, sacó la conclusión, y la ha mantenido en repetidas ocasiones públicamente, de que él no iría como iuez a Moscú, para lo que había sido designado por la Federación Internacional, pues los mismos organizadores de los Juegos eran y son los invasores. En cuanto a la hípica, ha sido realmente la única irederación que ha dicho no a Moscú por causa del boicoteo. Otras, como el voleibol y quizá el boxeo y ciclismo, se descalifican solas por rizar el rizo de su propia, mediocridad. En la postura del deporte ecuestre ha influido decisívamente la de Francia, cuya federación no va por el bajo nivel que habrá tras las ausencias de EE UU y la RFA, y también la de Italia, pues la prohibición a sus jinetes militares ha dejado desarmado al equipo trasalpino. España quiere seguir estos pasos. El director técnico nacional, Enrique Martínez de Vallejo, ha confesado ,que si España va a los Juegos ni franceses ni italianos volverían a invitar a nuestros jinetes a sus concursos, evidentemente básicos para la hípica española y de los más importantes en el concierto internacional.
El yudo japonés
El ejemplo del yudo japonés es de los más claros para que el COI se plantee la renovación de su reglamento. El Comité Olímpico nipón decidió en una votación relativamente apretada no participar en Moscú. Inmediatamente, Shige Yoshi Matsumae, presidente de la Federación Internacional de Yudo, deporte en el que Japón, aun con diversos altibajos y el alza de los países europeos (URSS, RDA y Francia, sobre todo), es el número uno mundial, comentó que iría a los Juegos por encima de cualquier decisión. El COI, reglamentariamente, no puede admitirlo actualmente -y hacerlo supondría resquebrajar aún más el movimiento olímpico-, pero tal y como están las cosas supondría quitar totalmente el interés a esta modalidad. La ausencia de Estados Unidos en este deporte es anecdótica, incluso la de Canadá o China, y sólo se perdería alguna individualidad alemana occidental, como Neureuther. Pero si Japón no está en Moscú, tras haber ganado cuatro títulos mundiales -sobre ocho- en los últimos campeonatos de París -6 al 9 de diciembre de 1977-, sería desastroso. La URSS ganó entonces en otros dos pesos, y Francia y la RDA se repartieron los dos restantes. En los pasados Juegos de Montreal (1976), aun con sólo seis categorías en el programa, Japón ganó también la mitad de entorchados, por dos de la URSS y uno de Cuba.
Un caso realmente complicado respecto a la participación en los Juegos es el de un país tan importante como Australia. El sábado 23, un día antes del cierre de la inscripción, el comité ejecutivo del Comité Olímpico australiano acordó apretadamente, por seis votos a cinco, ir a Moscú en contra de la opinión del Gobierno, cuyo primer portavoz, Malcom Fraser, había recomendado retiradamente el boicoteo. Sin embargo, el presidente del AOF, Syd Grange, que habló ya entonces de las dificultades para tomar tal decisión, en la que influyó el elevado número de países decididos a ir en ese momento, dejó entrever inmediatamente -aunque su país participará con himno y bandera- que «cualquier atleta o técnico que no quisiese ir era libre de quedarse y no se le tendría en cuentaw.
Las federaciones de vela, hípica y voleibol -femenino- fueron las primeras en dar el no -en Nueva Zelanda,caso muy parecido, han sido las de natación, vela, hípica y hockey-. La de hockey sobre hierba, como queda escrito más arriba, se sumó. La decisión, según el presidente federativo, M. Ryan, no tenía nada que ver con presiones políticas, sino que era debida al bajo nivel del torneo, pues en ese momento sólo España, India y URSS, de los doce clasificados de oficio, iban a participar.
Por otro lado, a nivel individual, la nadadora Tracey Wickham, recordwoman mundial de 800 y 1.500 metros libres, gran candidata a conseguir medallas, anunció que no iría a Moscú. Tampoco el entrenador Forbes Carlile. Quizá todos los nadadores le sigan. La atleta Raelene Boyle, ganadora de tres medallas de plata olímpicas y los 100 metros de Montreal deciaró que sus razones para no participar eran puramente psíquicas. La gran incertidumbre de si iría o no, la posible suspensión, incluso, de los Juegos, no la habían permitido entrenarse adecuadamente y prefería desistir. El problema, de todas formas, para la AOF, es la financiación del viaje para los que vayan a Moscú, pues el Gobierno le había concedido para ello medio millón de dólares (unos 35 millones de pesetas), pero ya le ha pedido que ese dinero no sea utilizado con tal fin.
Este mismo problema se le plantea ahora a Portugal, pues el Gobierno de Sa Carneiro, que había recomendado el boicoteo -el comité olímpico nacional acordó por mayoría ir a Moscú- decidió disolver la comisión nacional de preparación olímpica, suprimiéndole todo tipo de apoyo económico para la presencia en los Juegos de los diecisiete atletas portugueses. Estos, pertenecientes a cinco deportes diferentes, deberán ir por su cuenta, por la de las federaciones o por parte de una compañía norteamericana de bebidas refrescantes con la que se había firmado contrato antes de la invasión soviética de Afganistán, aunque ella no esté oficialmente en Moscú.
En Bélgica, en cambio, el Consejo de Ministros dio autorización a los atletas que cumplen el servicio militar, o lo son de profesión, para tomar vacaciones «e invertirlas en la preparación y participación olímpica». Están implicados, especialmentel Schots -5.000 y 10.000 metros-, el único militar de carrera, y Bryridenbach, magnífico cuatrocentista. Mayores dificultades tienen en Gran Bretaña los funcionarios públicos donde, por ejemplo, su lanzador de peso, Capes, ha dejado la policia, en la que trabajaba, al no obtener el permiso necesario.
Próxima reunión en París
En cualquier caso, y como ya acordaron los principales comités olímpicos europeos en su reunión de Ginebra, la idea de despolitizar al máximo su participación en los Juegos, dejará pocas posibilidades al comité organizador soviético de practicar su propaganda. En este sentido será curioso comprobar «la mano izquierda» de unos y otros, pues la postura soviética parecía muy dura en su intención de mantener a toda costa las ceremonias protocolarias con himnos y banderas. Sin embargo, muchos seguirán el ejemplo francés. El martes 27 el comité olímpico de este país acordó por unanimidad que la presencia gala en la ceremonia de inauguración se limitaría a la pancarta que no llevaría la inscripción Francia, sino CNOSF, iniciales del comité olímpico nacional, y al portador de la bandera, que tampoco sería la nacional tricolor, sino la olímpica con los cinco aros. No desfilarán los atletas. Asimismo, el CNOSF decidió que el nombre de Francia no aparecerá en las ropas de los atletas, sino solamente el gallo típico sobre los cinco aros olímpicos, emblema oficial de comité nacional. Este, por boca de su presidente, Claude Collard, ha invitado para el próximo día 7 a París a los distintos CON de la Europa occidental a fin de tomar todos una postura común paralela a la ya acordada el pasado 3 de mayo. Las decisiones serán remitidas al COI, del que esperan su comprensión para favorecer el apoliticismo más completo. Según ello, el CNOSF incluso ha dejado ya claro que no inscribirá a ningún equipo en deportes colectivos que no haya conseguido su clasificación y «sobre el terreno» en los orneos preolímpicos. Así al de baloncesto, que se clasificó en el Último de Ginebra -cuarto tras España- al haber más plazas disponibles por las bajas seguras de Estados Unidos y Canadá no se le dejará ir, aunque aceptó «cubrir el hueco». El hockey, el fútbol y el waterpolo rehusaron directamente. De todas formas, la última palabra se dirá el 12 de Junio en tina reunión de la comisión del deporte de alto nivel, presidida por Jean Piérre Soisson, ministro de la Juventu.d y los Deportes. Cabe seNalar que el Gobierno galo ha dejado plena libertad de acción al CNOSF.
Así pues, la situación, con sólo unos cuantos ejemplos, no parece que se aclarará hasta pocos días antes de los Juegos. Existen unos veintiocho países que aún no han contestado ni afirmativa ni negativamente y el COI, naturalmente, «ha abierto la mano» en la fecha de inscripción por si alguno más se decide, aunque la mayoría se Lan prontinciado ya por el boicoteo. Sin embargo, el mayor lío se plantea con las decisiones «particulares» que podrán influir de forma muy importante en la calidad normal, buena o mala, de las distintas especialidades. Está en juego la enorme inversión económica y propagandística de la URSS, y las presiones del comité organizador soviético al COI cuando el «mordisco» norteamericano ya es coriocido y no ha causado la muerte deFinitiva, serán evidentes. Al propio COI le interesa salvar lo más posible su máximo acontecimiento, al menos por el momento, pues el futuro, con unos Juegos de Los Angeles en 1984 que parecen esperar la contestación del bloque contrario, no es precisamente halagüeño.
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