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El Gobierno británico da marcha atrás en sus sanciones contra Irán

Enfrentado a una revuelta de su propia base parlamentaria, el Gobierno conservador de la señora Thatcher ha dado marcha atrás en el espinoso tema de las sanciones contra Irán, que, en una nueva versión presentada ayer a la Cámara de los Comunes, sólo afectarán a los nuevos contratos anglo-iraníes sin efecto retroactivo alguno.El giro radical del Gobierno conservador se produjo el lunes por la tarde, tras una reunión de urgencia convocada por la primera ministra en su residencia oficial, después de que los portavoces del Gobierno en los Comunes advirtieron a la señora Thatcher que gran parte de los diputados conservadores estaban dispuestos a votar en contra de la ley de sanciones contra Irán.

El descontento de los diputados conservadores, unido a la oposición laborista, radicaba en el hecho de que el Gobierno pretendía que las sanciones incluyeran los contratos suscritos entre Gran Bretaña e Irán a partir del 4 de noviembre del pasado año, fecha de la captura de los rehenes americanos en Teherán por parte de estudiantes iraníes. Para los diputados conservadores, el Gobierno no había indicado retroactividad alguna en el debate sobre las sanciones, celebrado la pasada semana, y que fue ganado con una confortable mayoría.

Diputados de todos los partidos han manifestado en público y en privado que hacer retroactivas las sanciones se traduciría en una ruptura de los contratos vigentes y en una pérdida de puestos de trabajo en la industria británica.

Sin embargo, el Gobierno ha quedado en una situación embarazosa ante el resto de los Gobiernos comunitarios, cuyos ministros de Asuntos Exteriores, incluido el británico lord Carrington, habían decidido el domingo, en su reunión de Nápoles, que las sanciones se extendieran a los contratos firmados a partir del 4 de noviembre.

La ironía de esta decisión es que, tras haber sido el primer país en apoyar las sanciones pedidas por el presidente Carter y haber arrastrado al poco convencido resto de la Europa comunitaria, Gran Bretaña ha abandonado el barco y, a la postre, ha producido las medidas más débiles y tímidas de toda la Comunidad.

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