Argelia, Libia, Malaisia y México también suben el precio de su petróleo en dos dólares
Tres nuevos productores de petróleo -Argelia, Libia y Malaisia, éste sin estar integrado en la OPEP- anunciaron ayer su decisión de incrementar los precios de sus crudos en dos dólares por barril, siguiendo así las subidas paralelas anunciadas ya por Arabia Saudi, Venezuela e Indonesia. También México, otro país no integrado en el cártel petrolero, ha incrementado sus precios en 1,50 dólares por barril en los días pasados.
El incremento decidido por Argelia y Libia, y el que se espera de un momento a otro por Nigeria, demuestra el aparente fracaso de la estrategia seguida por el jeque Yamani, ministro del Petróleo de Arabia Saudí, que esperaba que su incremento en dos dólares, hasta veintiocho dólares por barril, del precio de su crudo no fuera respondido por el ala llamada radical de la OPEP. Su estrategia perseguía unificar los precios antes de la reunión ordinaria de la OPEP dentro de tres semanas en Argel.Por el contrario, la realidad ha demostrado que cualquier esfuerzo de Yamani por acercar o reducir el abanico de los diferentes precios que cargan los trece miembros de la OPEP por sus crudos ha sido rápidamente respondido, en similar proporción, por el resto de los productores de crudo, incluidos los que formalmente no están vinculados a la organización petrolera, como son México, Malaisia o incluso los productores del mar del Norte (Gran Bretaña y Noruega).
Arabia Saudí, que todavía tiene el precio más bajo del petróleo dentro de la OPEP (veintiocho dólares por barril), ha aumentado en tres ocasiones sus precios desde el pasado diciembre. La primera subida, previa a la reunión de la OPEP en Caracas, en diciembre, provocó un incremento simultáneo de los otros productores. Lo mismo ocurrió cuando saltó a veintiséis dólares y ahora a veintiocho dólares.
El jeque Yamani, que dirige el importante Ministerio del Petróleo de Arabia Saudí, confiaba que su política de mantener alta la producción de crudo de su país serviría para que el exceso de producción que existe en el mercado forzara a los otros productores a limitar sus propios incrementos en los precios.
Pero esto ha probado ser sólo un deseo. El resto de productores, según demuestran estadísticas elaboradas por la revista especializada Petroleum Intelligence Weekly, ha forzado a la baja su propia producción con el claro objetivo de mantener altos los precios.
Así, los trece países de la OPEP redujeron notablemente su producción en el primer trimestre del año, en relación con el mismo período de 1979. Y esto incluso, a pesar de que los saudíes, en apoyo de su política en favor de la unificación de los precios, aumentaron su ya alta producción (8,5 millones de barriles diarios, es decir, un tercio de la producción conjunta de la OPEP), en un millón adicional de barriles al día.
Las consecuencias de esta política de diversidad de precios y aumentos unilaterales de los productores, está siendo desastrosa para los países consumidores, que incluso con sus consumos reducidos por políticas de ahorro voluntario o de restricciones por culpa de la crisis económica, se ven incapaces de parar la cadena de incrementos en los precios.
Esta cadena, por otro lado, no se detendrá, según estiman los expertos. Antes de que la OPEP se reúna en Argel, el próximo 9 de junio, muchos miembros de la organización está previsto que anuncien nuevas subidas, comenzando incluso por Arabia Saudí. Yamani ha declarado en varias ocasiones, después de la última reunión de la OPEP, hace quince días en Taif (Arabia Saudí), que personalmente espera ver el precio del crudo saudí en treinta dólares por barril. De esta forma, Yamani esperaba que los otros productores redujeran los diferenciales y limitaran sus propias subidas a un máximo de 33-35 dólares.
Pero tras la subida de ayer, Argelia y Libia venden su crudo, de mayor calidad que el arabian light, a 37-39 dólares, sin contar incluso algunas primas ocasionales que estos productores cargan por sus entregas inmediatas y a largo plazo.
Para España, las consecuencias van a ser inmediatas. El Gobierno, que está retrasando una proyectada subida de tres pesetas en el precio de las gasolinas y de los gasóleos por razones políticas, no tendrá más remedio que precipitar ahora el nuevo incremento. Pero con una diferencia. En lugar de tres pesetas, la subida puede ser de cinco o incluso seis pesetas, es decir, alrededor de un 10% más de los precios establecidos el pasado enero.
Con las nuevas subidas de los crudos importados, el coste medio del barril de petróleo en nuestra frontera se coloca en cerca de 32 dólares. Hasta la última subida saudí, este coste medio se cifraba en 29,90 dólares por los 27,50 dólares del pasado enero.
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