Insultos a las autoridades en el funeral de los dos guardias civiles asesinados en Goizueta

Seis personas fueron detenidas ayer en Goizueta como consecuencia de las investigaciones policiales iniciadas a raíz del atentado que costó la vida a los guardias civiles Francisco Ruiz Fernández y Francisco Puig Maestre. El funeral por los dos miembros de la Benemérita se celebró al mediodía de ayer, en Pamplona, en medio de una gran tensión y con gritos e insultos a las autoridades civiles que acudieron a la ceremonia oficiada en la capilla de la 521 Comandancia de la Guardia Civil.

Asistieron al acto el director general de la Guardia Civil, José Aramburu, los gobernadores civil y militar de Navarra, presidentes del Parlamento y diputación, diputados forales y alcalde de Pamplona. Tanto al comienzo como al final de la ceremonia, grupos de personas, que se encontraban en las inmediaciones del cuartel de la Guardia Civil, dieron gritos contra el Gobierno y ETA, así como otros de apoyo al Ejército. El general Atarés, que se encontraba en el funeral, fue aplaudido en varias ocasiones.Al término de la ceremonia religiosa, los féretros de los dos guardias civiles salieron en avión hacia Málaga y Valencia, con destino a las poblaciones de Arajona (Jaén) y Ares (Castellón), de donde eran originarios, respectivamente, Francisco Ruiz y Francisco Puig. A causa de una orden, al parecer procedente del Gobierno, el presidente del Parlamento Foral y senador socialista por Navarra, Víctor Manuel Arbeloa, no pudo acompañar hasta sus lugares de origen, como era su intención, a los restos mortales de los dos guardias civiles.

Al menos siete personas, encapuchadas y con metralletas, participaron en el atentado contra los dos miembros de la Guardia Civil en Goizueta. Según se ha podido saber, los miembros del comando llegaron en una furgoneta DKW, robada de la empresa de patatas fritas Matutano, dirigiéndose en primer lugar hasta el bar Zabaleta, en donde comprobaron que no se encontraba en su interior ningún miembro de la Guardia Civil. A continuación, el comando se trasladó hasta el bar Huici, en el que se hallaban cenando Francisco Ruiz y Francisco Puig, a los que dos enmascarados les dispararon en la cabeza, causándoles la muerte.