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El PNV de Bermeo, en claro enfrentamiento con la dirección del partido

La junta municipal del PNV de Bermeo, identificada con el sector Ormaza, dirigió un escrito a todas las demás juntas del partido en Vizcaya, reiterando su actitud de ruptura con la dirección actual, representada por el presidente del partido, Xabier Arzallus. Esta ruptura coincide, por otra parte, con el anuncio de la disidencia de un sector de EGI (juventud vasca), rama juvenil del PNV, que actuará internamente con el nombre de Ukubil y que afirman tener dos representantes en el comité de dirección, que consta de siete miembros.En su escrito, los nacionalistas de Bermeo remiten el origen de los conflictos que dividieron gravemente al partido en Vizcaya a fines del pasado año a la situación creada con la desaparición de Juan Ajuriaguerra, hombre fuerte y 4rbitro indiscutible en todas las querellas durante más de treinta años, fallecido en el verano de 1978.

El documento hace referencia a la influencia lograda en el partido por los parlamentarios elegidos en junio de 1977, a quienes acusa de «haber utilizado la notoriedad adquirida con sus votos para influenciar a las bases y rodearse de personas de su entorno en los puestos directivos». El reproche subyacente, aunque no citado expresamente, es el de la relativa bisoñez de esos parlamentarios en el partido, que contrasta precisamente con los años de experiencia de lucha clandestina que caracterizan a los representantes más conocidos de la corriente Ormaza, incluido su líder.

El descontento por lo que consideran marginación por parte de los nuevos dirigentes está probablemente en la base de los conflictos actuales. Tales conflictos, mantenidos soterradamente mientras Ajuriaguerra ejerció su autoridad, surgieron en realidad cuando, poco antes de las primeras elecciones del posfranquismo, el veterano dirigente exigió a todos los componentes de los órganos de dirección que presentaran su dimisión para «dejar paso a la juventud». Aunque el deseo de Ajuriaguerra fue aceptado, la amargura producida por este hecho en no pocos de los históricos de la clandestinidad puso las bases para incidentes como el simbolizado por la ruptura de la junta de Bermeo, sin duda una de las más influyentes de la provincia hasta fecha bien reciente.

El escrito ahora conocido refleja indirectamente esta amargura al recordar que el equipo de dirección de Vizcaya, presidido por Antón Ormaza, fue forzado a dimitir el año pasado.

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