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Fuerzas políticas libanesas denuncian un compló israelí para dividir el país

Varias fuerzas políticas libanesas coincidieron este fin de semana en la denuncia de un compló israelí destinado a la progresiva implantación de los palestinos en el sur de Líbano, lo que desembocaría, finalmente, en la partición del país.

Especial preocupación causó entre los libaneses el hecho de que, al expulsar a tres líderes palestinos de Cisjordania el pasado 3 de mayo, los israelíes les deportaran a Líbano, y no a Jordania, como han venido haciendo anteriormente. Este gesto se interpreta como una indicación israelí de que es en Líbano donde los palestinos tienen su «casa».Desde hace más de cinco años, Líbano se ha convertido en un campo de batalla para todas las disputas y conflictos que se registran en Oriente Próximo.

Con un Gobierno incapaz de controlar la situación, un ejército sin organizar, unidades disidentes que campan por sus respetos, una fuerza árabe de intervención dominada por los sirios, docenas de milicias fuertemente armadas, tropas de pacificación de la ONU y, por supuesto, distintos grupos de la guerrilla palestina, Líbano es una utilísima válvula de escape para Israel.

A través del comandante rebelde Haddad, que ha declarado un «Estado libre» en una estrecha franja de terreno, en la frontera surlibanesa, los israelíes tienen un mini-Estado tampón, que impide, incluso, a las fuerzas de la ONU (FINUL) ejercer su misión, y que sirve de protección adicional en su frontera norte.

Pero algunos políticos libaneses, y especialmente los enemigos de los palestinos, piensan que Israel está jugando, quizá con la connivencia de Estados Unidos y Europa occidental, a trasplantar su problema palestino al Norte, es decir, a lo que el diario de Beirut L'Orient-le-Jour, definía gráficamente como «fijar el absceso palestino en Líbano».

Con el incremento de la represión en Cisjordania, a raíz del atentado de Hebrón, en algunos medios libaneses se teme una nueva oleada de refugiados, algo similar, aunque en versión reducida, de lo que pasó a final de los años cuarenta, cuando decenas de millares de refugiados palestinos llegaron a Líbano. Eso podría ser el principio de la tan temida «implantación» palestina.

La implantación, explica un periodista libanés que cree realmente en la existencia del compló, permitiría a Israel dominar y anexionarse, definitivamente, Cisjordania, expulsando a millares de palestinos rebeldes y repoblándola con colonos judíos. La alta concentración de palestinos en la parte sur de Líbano podría ser, posteriormente, una tentación inevitable para los países árabes y las grandes potencias, que verían allí el «Estado» palestino necesario para resolver el problema.

«El resto, la parte norte del país», continúa mi interlocutor, «sería finalmente anexionada por Siria, o quizá se convertiría en un mini-Estado independiente. En cuanto a Beirut, los autores del compló ya han fijado su destino, como puerto franco, nudo comercial y de comunicaciones, una especie de «Hong Kong del Oriente Próximo». Mientras se esperan nuevas incursiones israelíes contra los guerrilleros palestinos, y nuevas violaciones del espacio aéreo y marítimo de Líbano, la Embajada norteamericana en Beirut se, veía obligada a hacer pública una declaración de condena de esas violaciones y reafirmaba el apoyo de Washington a la «soberanía, integridad territorial y unidad nacional de Líbano».

El presidente de la Asamblea Nacional libanesa, Kamel El-Assaad, denunció la semana pasada el compló para la implantación palestina en el sur de Líbano. Por su parte, el líder cristiano derechista Pierre Gemayel afirmaba que todos los indicios apuntan hacia la implantación y, como consecuencia, la partición del país y la desaparición de Líbano como Estado.

Idéntica opinión expresaba el domingo Abdel Latif El-Zein, diputado chiita del grupo Nabatieh, cuando dijo que «los árabes, Occidente e incluso, inconscientemente, los libaneses hacen el juego a la implantación».

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