Juan Pablo II se entrevista en Ghana con el jefe de la Iglesia anglicana
El Papa empieza hoy la cuarta etapa de su viaje africano. Después de las jornadas de Kenia, vividas en el impecable estilo de ex colonia inglesa sin que haya habido el más mínimo problema ni de protocolo ni de orden público -con una policía sin armas y sólo un pequeño bastón simbólico en la mano- el avión del Papa aterrizó ayer a mediodía en el aeropuerto Kotoka, de Accra, la capital de Ghana. Del Africa tibia otra vez al Africa tórrida. En Ghana, aunque se trata también de una ex colonia inglesa, todo ha sido distinto, más espontáneo y bullanguero. Un encuentro del Papa con el jefe de la Iglesia anglicana subrayará la visita papal a este país afroatlántico.
En Ghana, el Papa se encuentra con una comunidad católica minoritaria, que no llega al 15% de la población, pero con una Iglesia muy viva e inmersa en el proceso de africanización. El millón y medio de católicos, de los diez millones de habitantes con los que cuenta todo el país, está gobernado a través de nueve diócesis, todas en manos del clero local: de los 457 sacerdotes, 204 son nativos. Ha sido uno de los primeros países que obtuvo en Africa la independencia (en 1957), pero, al revés que en Kenia, en Ghana los ingleses se fueron dejando todo en manos de los nativos, y se produjo una fuerte crisis económica. Hoy es uno de los países más duramente castigados por la miseria, a pesar de ser la primera productora del mundo de cacao.El Papa volverá a encontrarse en Ghana con los problemas de una Iglesia muy avanzada, como en Zaire. Por eso será importante saber qué línea tomará, ya que aquí podrá hablar con menos condicionamientos políticos que en Kinshasa.
Un momento importante será el encuentro con el arzobispo de Canterbury, Robert Runcie, que también visita ahora algunos países africanos para inaugurar las nuevas diócesis de Burundi, Ruanda y Zaire. En Ghana, los anglicanos son el 30%, es decir, el doble de los católicos.
En la plaza de la Independencia, Juan. Pablo II celebrará misa para la población y realizará diez bautizos. y diez confirmaciones, para destacar el valor misionero de su viaje.
En realidad, todo este viaje papal está jalonado de momentos pastorales y de momentos políticos. El Papa se ha dado cuenta que aquí la Iglesia católica está en un momento muy delicado. Se halla en fase de crecimiento y este viaje le está dando mucho prestigio. Pero, al mismo tiempo, aumentan cada día las nuevas religiones mesiánicas que predican un africanismo mucho más radical que el catolicismo: algo parecido al islamismo de Jomeini.
En Nairobi se le dio mucha importancia al encuentro de Juan Pablo II con el actual presidente de Uganda, sucesor del sanguinario Idi Amin.
Y mientras el Papa aprovecha todos estos viajes para entablar relaciones cada vez más estrechas con los diversos jefes de Estado, en el campo doctrinal sigue pidiendo a los obispos y clero fidelidad absoluta, no sólo al dogma, sino también a la doctrina moral católica. Así, a los obispos de diversos Estados reunidos en Nairobi volvió a pedirles que lucharan contra el divorcio, el aborto, los anticonceptivos, y la esterilización, y alabó la discutida encíclica de Pablo VI Humanae Vitae.
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