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Pérez-Llorca no aceptó ser vicepresidente en el nuevo Gobierno de Súarez

La negativa de José Pedro Pérez-Llorca a asumir la vicepresidencia para Administración Territorial fue la última difilcultad para la formación del cuarto Gobierno de Suárez, y la causa de un importante cambio en su esquema. La remodelación del Gobierno estaba prácticamente aprobada al término de la reunión de la comisión permanentede UCD, después de las dos de la madrugada de ayer. Con más o menos agrado o disgusto, según los casos, todos los miembros de la dirección de UCD estaban de acuerdo en que empezase a funcionar el esquema diseñado por el presidente Suárez, pero la negativa de Pérez-Llorca desbarató los esquemas.

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Según testimonios recogidos entre los asistentes, la reunión de la permanente no estuvo falta de tensiones internas, pero en ella se discutió a fondo y con seriedad. Uno de los protagonistas más activos fue el socialdemócrata Francisco Fernández Ordóñez, quien hizo una crítica global del esquema y su falta de coherencia con lo que, a su juicio, debía ser un proyecto político centrista. Fernández Ordóñez era apoyado en esta actitud por el liberal Joaquín Garrigues, a quien visitó en la clínica donde se halla internado antes de la reunión. Garrigues le encargó, dándole una nota escrita, que expusiera su acuerdo con estos planteamientos y su negativa a figurar en una lista como la preparada. Del resultado de la remodelación tampoco estaban satisfechos Rodolfo Martín Villa, aunque intervino menos, y el presidente del Congreso, Landelino Lavilla, quien no asistió a la reunión por las molestias que sufre en el cuello, y que, entre otras cosas, apoyaba la entrada en el Gobierno de Juan Antonio Ortega. A esa hora, este último quedaba fuera, mientras se daba como probable la entrada de José Luis Alvarez.

De todas formas, no había objeciones insalvables a la nueva lista. Fernández Ordóñez, defendiéndose de las críticas de Suárez, que muy disgustado le señalaba como el principal obstáculo, admitió que se formase el Gabinete según el proyecto presidencial, pero manifestó que la comisión permanente del partido debería tener capacidad de decisión sobre la política que haría el Gobierno, a lo cual no hubo objeción. También sin problemas, se aceptó proponer al consejo político de UCD, una vez cerrada la crisis, el nombra miento como nuevo secretario general del actual ministro de Trabajo, Rafael Calvo Ortega. La lista de cambios, hacia el final de la reunión, incluía la subida a vicepresidente de Pérez-Llorca con Rafael Arias-Salgado como ministro de la Presidencia, Calvo Ortega para ministro adjunto y secretario general de UCD, Salvador Sánchez Terán en el Ministerio de Interior -con José Luis Alvarez para sustituirle en Transportes y Comunicaciones-, más los cambios anunciados en Comercio -Luis Gamir- e Industria -Ignacio Bayón-, así como Félix Pérez Mivares en la cartera de Trabajo.Las razones de Pérez-Llorca

El proyecto, que se apoyaba en la nueva vicepresidencia de Perez-Llorca, quedó bloqueado -medios centristas han llegado a afirmar que todo quedó patas arriba- cuando el todavía ministro de la Presidencia se negó a asumir su nuevo destino. Una vez terminada la reunión, sobre las seis de la madrugada, Pérez-Llorca envió una carta al presidente Suárez, en la que renunciaba a la vicepresidencia para la que iba a ser nombrado, dado que no quería ser motivo de exclusiones en un nuevo Gabinete del que quedaban fuera prácticamente los grupos liberal y socialdemócrata.

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Según los testimonios de diversas fuentes centristas, tres grupos de razones subyacían bajo la decisión. En primer lugar, el hecho de ascender en un Gobierno, que aparece inclinándose hacia la derecha, suponía unir a su imagen esa derechización, con un desgaste político evidente a medio y largo plazo. Después, contaba con la posición crítica de varias familias centristas, sobre todo la socialdemócrata, y, por último, la inclusión en el Ministerio de la Presidencia -el más importante de su área- de Rafael Arias-Salgado, sería una fuerte permanente de conflictos, dadas las diferencias personales entre ambos.

En vista de estos motivos, Pérez-Llorca optó por autofrenar su ascenso en el poder, y se mostró dispueto a asumir la cartera de Administración Territorial y hacerse cargo del problema de las autonomías y las negociaciones con otras fuerzas políticas -fundamentalmente el PSOE- para sacarlo adelante, pero sin que su puesto tuviese rango de vicepresidencia.

Fuentes bien informadas aseguran que Pérez-Llorca estaba firmemente decidido a no aceptar de ninguna manera el título de vicepresidente, aunque el presidente Suárez le insistió en que debía aceptarlo. Durante el día de ayer, ambos se entrevistaron al menos dos veces; primero, a mediodía, sin ningún resultado práctico, y después, en el transcurso de la tarde.

La situación planteada sorprendió prácticamente a toda la clase política madrileña, incluida la propia UCD, ya que incluso varios miembros de la permanente salieron de la ciudad para pasar el puente. Ni en los ministerios ni en la sede de UCD había responsables. En el terreno de la anécdota, la edición del Boletín Oficial del Estado del jueves -que por ser día festivo ayer no se distribuyó, aunque sí se imprimía- permaneció parada hasta altas horas de la madrugada, ya que habían recibido orden de esperar y después no se les comunicó nada en contra.La solución de la remodelaclón gubernamental, fracasada en la madrugada de ayer, puede considerarse prácticamente la tercera que ponía en juego el presidente Suárez. Tras el primer proyecto, diseñado en las vacaciones de Semana Santa, que suponía solamente la ascensión a vicepresidente de Pérez-Llorca, el cese de Antonio Fontán y el mantenimiento de lo demás, la campaña abierta contra la gestión económica de Fernando Abril abrió paso a una segunda posibilidad.

Dado que la contestación, exacerbada al conocerse públicamente la intención de nombrar vicepresidente a Pérez-Llorca, se atribuía a las llamadas familias de UCD -más propiamente, los grupos cuyas cabezas de serie están fuera del Gobierno-, se intentó hacer una especie de Gobierno de unidad centrista, donde se daría entrada a Francisco Fernández Ordóñez, Rodolfo Martín Villa y Pío Cabanillas.

Este habría ocupado un puesto de adjunto al presidente, mientras Martín Villa asumiría un departamento que agrupaba Trabajo y Sanidad, y Femández Ordóñez seria encargado de las Relacionesúon la CEE. Esta solución quebró cuando fracasó la candidatura del titular de esta última cartera, Leopoldo Calvo Sotelo, a la dirección del área económica, salida que suponía el relevo de Abril y el mantenimiento del resto del equipo económico, y que era bien vista por los socialdemócratas. Fernández Ordóñez se negó a ser ministro, con lo que desequilibró la lista e impidió la entrada de Cabanillas y Martín Villa. No obstante, los titulares dr Comercio e Industria ya habían mostrado sus reparos a seguir bajo la dirección de Abril, lo que obligó a un relevo en estas dos carteras, dentro de un tercer esquema de gabinete, que fue el finalmente expuesto a la comisión permanente en la madrugada de ayer.

Otras "combinaciones"Entre las numerosas combinaciones ministeriales difundidas a lo largo del día en medios políticos y periodísticos figuró la posible asignación del Ministerio de Trabajo que dejará libre Rafael Calvo Ortega al asumir la secretaría general de UCD, al actual ministro de Obras Públicas, Jesús Sancho Rof. En este caso, José Luis Alvarez, a quien se daba como seguro nuevo ministro de Transportes y Comunicaciones, no asumiría esta cartera, sino la de Obras Públicas. Salvador Sánchez Terán no cambiaría entonces de cartera y conservaría la de Transportes y Comunicaciones.

Por otra parte, fuentes solventes aseguraron a EL PAÍS que en ningún momento fue ofrecida a José Luis Alvarez la cartera de Educación y que asimismo a Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona no se le ofreció nunca el Ministerio de Universidades e Investigación, que ocupa Luis González Seara.

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