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Mil personas realizan un penoso rescate de las víctimas del avión siniestrado en Tenerife

Alrededor de un millar de personas, compuesto por fuerzas de la Guardia Civil, Policía Nacional, Ejército de Tierra, Cruz Roja, Instituto para la Conservación de la Naturaleza (Icona), bomberos de diversos parques de la isla y voluntarios, reanudó ayer a las ocho de la mañana, hora de Madrid (siete de la mañana hora insular canaria), el rastreo del monte de Los Diablillos, situado a unos diez kilómetros al sur del aeropuerto de Los Rodeos, en Tenerife, en donde se estrelló la tarde del viernes un avión de la compañía inglesa Dan Air, con 145 personas a bordo, que perecieron en su totalidad.El espesor del bosque, el terreno difícilmente accesible, que obligó a recurrir a la colaboración de equipos de salvamento de montaña, y la dispersión de los restos humanos en un área de varios kilómetros cuadrados impidieron culminar anoche el rescate de la totalidad de las víctimas, por lo que de nuevo esta mañana se reanudarán las operaciones apenas haya visibilidad.

El hallazgo de la caja negra, efectuado a las 12.15, aportará datos de gran valor para el esclarecimiento de este nuevo accidente aéreo registrado en Tenerife, que ha traído un punto más de desaliento a los habitantes de esta isla, que empiezan a ser presos de cierto grados de fatalismo.

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Se descarta la responsabiIidad de la torre de control en el accidente de Los Rodeos

Viene de primera página

El gobernador civil de Tenerife, Jesús Javier Rebollo, expresaba esta inquietud al llegar en la mañana de ayer al lugar del accidente: «Parece que tenemos una maldición; esta vez no hay razones para culpar al aeropuerto de Los Rodeos de la tragedia; sin embargo, de nuevo nos ha caído encima la desgracia ».

La caja negra del Boeing 727, al igual que sucediera con la grabación de la conversación entre el comandante Whelam y el controlador, registrada en el centro de operaciones del aeropuerto de Los Rodeos, ha pasado a disposición del juez instructor militar. Un equipo de la Subsecretaría de la Aviación Civil del Ministerio de Transportes, y otro perteneciente al Accident Investigation Board (Investigación de Accidentes Aéreos) de la Administración británica, se desplazaron ayer al lugar del siniestro. También llegaron a última hora de la mañana responsables de Dan Air y los directores generales de dos de los cuatro tours operator que fletaban el vuelo. Sin embargo, no se tenían noticias, a la hora de escribir esta. crónica, de la llegada de la anunciada delegación oficial del Gobierno británico. En el gobierno civil también se desconocía si por fin se desplazaría a Santa Cruz de Tenerife el ministro de Transportes español, Salvador Sánchez Terán.

Al amanecer se reanuda el rescate

Al romper el día, una larga caravana de vehículos, en su mayor parte pertenecientes a los parques de la Guardia Civil y el Ejército, emprendían ayer el acceso al monte Los Diablillos, en donde a última hora del viernes había sido localizado el avión, después de infructuosa búsqueda en el mar. Los equipos de rescate se habían retirado al caer la noche, después de comprobar que no había supervivientes y ante la imposibilidad de trabajar sin luz en un terreno francamente peligroso, incluso de día. Para evitar la avalancha del público hacia el lugar del siniestro registrado la víspera, la Guardia Civil montó ayer severos controles.

A pesar del trabajo efectuado por los equipos de rescate en la tarde del viernes, el espectáculo que ofrecía ayer el escenario de la tragedia era dantesco y sobrecogedor. Al borde de la carretera, unos quinientos metros más adelante del supuesto punto de choque, había sido descolgado de un árbol el cadáver de un hombre. Sin embargo, a pesar del tremendo estado en que se encontraba, era, sin duda, uno de los cuerpos menos mutilados. En los dos puntos donde se concentraban los restos del aparato y de las víctimas, y en un radio de varios cientos de metros a la redonda, era totalmente imposible hallar un cadáver íntegro e identificable. Los miembros de las víctimas y sus ropas se encontraban esparcidos por doquier y con frecuencia en las copas de los árboles. Ante la imposibilidad de rescatar cadáveres completos, los hombres de la Cruz Roja y la Policía Nacional se veían obligados a introducir restos humanos en grandes sacos de plástico, renunciando a cualquier intento de identificación a priori. Este trabajo, que sin duda va a llevar varios días, está siendo efectuado por equipos especializados del acuertelamiento del grupo de Artillería antiaérea de Los Rodeos, en donde ha sido instalada la capilla ardiente.

El accidente

No hay, por el momento, suficientes elementos disponibles para ofrecer una explicación completa del accidente, entre otras razones porque sobre la información más valiosa, que es sin duda la conversación entre el comandante de la nave y la torre de control, pesa el secreto sumarial. Sin embargo, en base a los datos obtenidos sobre el lugar del siniestro y los facilitados por personal técnico, es posible adelantar algunas hipótesis.

En contra de las informaciones difundidas el viernes y de la opinión que aún sostenían algunas personas en la mañana de ayer, un análisis detallado de las huellas dejadas en los árboles y la trayectoria seguida por los restos permite desmentir que el avión chocara contra la cara norte de la montaña en una maniobra en dirección norte-sur. Se puede afirmar, con visos de verosimilitud, que el avión chocó contra el pico de Los Diablillos en su vertiente sureste, de lo que se deduce que, bien por avería, bien por error humano -probablemente del piloto-, se desvió de la trayectoria correcta, que es la explicada en el gráfico.

Técnicos competentes y buenos conocedores del aeropuerto de Los Rodeos explicaban al Diario de Avisos, de Santa Cruz de Tenerife, las posibles trayectorías seguidas por el avión, en lugar de la correcta (gráfico 2). La primera de ellas (trayectoria A) corresponde a la creencia que se tenía en la madrugada del viernes de que había chocado contra la cara norte de la montaña. Sin embargo, al confirmarse que el lugar del impacto está en el lado sur -los restos se encuentran esparcidos a un lado y otro de la cumbre, de ahí la confusión- parece mucho más probable que el avión siguió desde el punto TFN (gráfico 1) en línea recta (trayectoria B del gráfico 2) o que incluso inició la ffianiobra de aproximación en sentido totaPmente opuesto al correcto.

La declaración efectuada a este periódico por Mano Padrón, vecino de Lagunetas, abunda en la idea de que el avión siguió en línea recta desde el punto TFN, anteriormente indicado. Ello es así porque Lalunetas se encuentra alineado con dicho punto y el barranco en que se estrelló el avión, y Mario Padrón afirma que momentos antes de oír una explosión vio pasar sobre su vivienda a baja altura el aparato. El barranco en el que se encuentran las primeras huellas está orientado al sureste y no es posible otro punto de acceso al mismo sin que se produjera una colisión previa con las colinas que lo rodean que no sea por la trayectoria B (gráfico 2) u otra sensiblemente más al sur.

Los restos del avión y de los ocupantes se encuentran concentrados en tres gargantas contiguas al pico de Los Diablillos. Las primeras señales perceptibles en los pinos aparecen a unos cincuenta metros de profundidad, en el interior de la garganta sur-este, y siguen una trayectoria ascendente, como si el piloto hubiera intentado remontar la colina. Los árboles aparecen tumbados hacia el norte y les falta la corteza de la cara sur. No hay restos por debajo de esa línea situada a cincuenta metros en el interior de la garganta; en cambio, aparecen concentrados en la parte alta de esta primera garganta y en las dos que le siguen.

El perfecto estado de los árboles de las gargantas segunda y tercera en dirección norte indica que el avión no traspasó la primera colina y que desde ella, debido a la fuerza del choque, salieron catapultados los restos del avión en dirección norte.

Maniobra irregular

Todo esto viene a indicar que la maniobra fue notoriamente irregular, aunque no permite atribuir la responsabilidad al piloto o a una posible averia que impidiera llevarla a cabo correctamente.

Es importante señalar que la entrada habitual en el aeropuerto de Los Rodeos es por la pista 3 (gráfico 1), que permite una mayor posibilidad de maniobra. La mayor parte de los accidentes registrados en aterrizajes en este aeropuerto se produjeron al ensayar la entrada por la pista 1-2 (gráfico 1). La razón de la mayor dificultad estriba en la forma de embudo que tiene el valle en este punto, correspondiendo la parte más angosta la entrada norte, que corresponde a la pista 1-2. Por esta razón, siempre que las condiciones meterológicas lo permitan, se prefiere la entrada por la pista 3-0.

Los nuevos datos de que se disponía ayer permiten desmentir las noticias sobre avistamientos de restos de avión o de equipajes en el mar u otros puntos de la isla. El rastreo por mar se hizo porque, parecer, el piloto comunicó a la torre de control haber tomado rumbo correcto, que desde luego tenían que llevarle hacia el mar. Fuentes españolas descartaron ayer toda responsabilidad de la torre de control en el accidente.

Otro dato interesante a señalar es el escaso olor a combustible que había en el lugar del accidente y el hecho de las huellas de incendio localizados. No se registró un gran incendio. Cabe pensar que el avión iba con muy poco combustible que al piloto le hubiera dado tiempo a soltarlo.

El retraso de más de un cuarto hora en la toma de contacto con la torre de control sobre el horario previsto es interpretado por algunos técnicos como índice de alguna posible avería. En cualquier caso las autoridades niegan que el piloto comunicara situación alguna de emergencia.

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