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El FMI busca nuevas fórmulas para reciclar el excedente financiero de los países de la OPEP

El comité interino del Fondo Monetario Internacional (FMI), reunido en Hamburgo, estudió ayer nuevas fórmulas institucionales para facilitar el reciclaje hacia Occidente de los 115.000 millones de dólares que los países de la OPEP ingresarán este año. Una de las fórmulas, que recibió apoyo mayoritario y que fue presentada por el director general del FMI, Jacques de Larosière, propone iniciar conversaciones con los países exportadores de crudo para que éstos pongan parte de sus altos superávit exteriores en manos del FMI, de forma que el organismo mundial pueda ampliar sustancialmente sus programas de asistencia financiera no sólo a los países en desarrollo sin petróleo, sino también a aquellos con diversos niveles de industrialización que atraviesan problemas económicos estructurales.

La reunión del comité interino centró sus trabajos en la adversa situación económica internacional y en la búsqueda de fórmulas para suavizarla, después que la oposición del Tercer Mundo y de muchos países industrializados hacia el establecimiento de la llamada cuenta de sustitución dejara este tema en suspenso para su estudio el próximo año. El representante norteamericano, WiIliam Miller, se quejó en su intervención de la falta de apoyo hacia esta cuenta, cuyo principal objetivo es hacer regresar al tesoro de Washington una parte limitada de los excedentes de dólares que existen en el mercado mundial de capitales.Los veintiún ministros y gobernadores del comité interino, entre los que se encuentra el ministro español de Economía, José Luis Leal, estudiaron ayer el informe económico presentado por el staff del FMI y coincidieron en las previsiones de éste (véase EL PAÍS de ayer) de que la economía de los países industrializados sufrirá un empeoramiento durante 1980 y 1981, con menor crecimiento, más inflación, graves trastornos en las balanzas de pagos y un mayor endeudamiento exterior. Esta situación será más aguda en los países en vías de desarrollo no productores de petróleo, que ni siquiera podrán alcanzar los mínimos niveles de crecimiento de los últimos años.

Los ministros analizaron con preocupación el impacto que esta situación tendrá sobre la economía mundial, con especial énfasis, según se lee en el comunicado final, en el efecto que los desequilibrios en las balanzas exteriores tendrán sobre los mercados internacionales de capitales. Los representantes estimaron que los bancos privados, que cumplieron un papel fundamental en el reciclaje de dólares en la primera crisis del petróleo en 1974, se verán incapaces por sí solos de desempeñar la misma función durante este año y el próximo y coincidieron en la necesidad de abrir nuevas fórmulas institucionales para cumplirla.

Existió consenso, en este sentido, de que esta función podría ser desempeñada por el Fondo Monetario Internacional, pero, estimaron que, por vez primera, los países productores de petróleo (léase OPEP) tendrán que asumir, por su lado, parte del riesgo implícito en la operación. Este riesgo es especialmente agudo en la concesión de créditos internacionales a aquellos países cuyo nivel de endeudamiento exterior es ya muy alto y que padecen además problemas estructurales graves en los ajustes de sus economías.» Una propuesta considerada fue la de Jacques Larosière, director ejecutivo del FMI, que se ofreció para iniciar conversaciones con los principales productores de petróleo orientadas a tal fin. La nueva facilidad del FMI, de crearse tendría que considerar la concesión de créditos sin una gran condicionalidad, tal como exigieron varios países. Otros, además, entre ellos España, abogaron por la reducción de la enorme liquidez del FMI y el uso del dinero excedente en la ampliación de su capacidad crediticia normal («oil facility», préstamos a cargo cuotas, etcétera); asimismo exigieron una reducción de las condiciones impuestas en este proceso.

La reunión del comité interino estuvo precedida por otra del llamado «grupo de los diez» (países más desarrollados), que expresó su opinión, en un comunicado, de que los temores vertidos en dos reuniones previas (Comité de Desarrollo y Comité de los Veinticuatro) sobre las enormes restricciones impuestas a los países en desarrollo en su acceso al euromercado no tenían base y que, en todo caso, eran consecuencia de malos entendidos entre los bancos privados y los países.

La opinión de los expertos es que, pese a reconocer los problemas de los bancos privados a la hora de desempeñar la función de reciclaje de los petrodólares, el «grupo de los diez» mantiene todavía sus reservas sobre el desempeño por el FMI de esta función. En este grupo de economías privilegiadas, que tendrán un crecimiento global inferior al 1,4% este año. 1,2% en 1981, un nivel de inflación superior a 1979 y un déficit exterior de 47.500 millones de dólares en 1980, se estima que la política de lucha contra la inflación debe ser mantenida a toda costa y que cualquier modificación de la política monetaria restrictiva en efecto en los principales países industrializados tendría consecuencias gravísimas sobre el largo período de ajuste que necesita la presente crisis.

Respecto a la cuenta de sustitución, una de las mayores sorpresas del encuentro fue la falta de entusiasmo de Estados Unidos por la aceleración de los trabajos de su creación.

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