Perdonar el talento

Parece, otra vez y siempre igual, que en este país lo único que no se perdona es el talento.Viene esto al hecho de que, de un tiempo a esta parte, observo que a Umbral le llueven los interlocutores que le refutan tal o cual omisión histórica, tal o cual posible mala interpretación geográfica, tal o cual equivocación lingüística, tal o cuál incorrección gramatical, demostrando con ello quizá una oculta veneración dogmática que, pienso, está harto lejos de la filosofía de este hombre.

Opino que Umbral no quiere hacer dogma ni cuestiones incuestionables. Lo que sí es obvio que hace es darnos unas crónicas periodísticas que además de enmarcarnos las vivencias cotidianas actuales con un extraordinario estilo, de alguna manera, nos tonifica y optimiza diariamente.

No quiero enfatizar demasiado, pero tampoco quiero dejar de reseñar aquí, a los que están atentos a sus fallos, que éstos son lógicos y absolutamente normales cuando se desarrolla una gran actividad, pero lo que no es tan normal son los pensadores de su talla intelectual. Francisco Umbral es también un creador del lenguaje, un evolucionista del idioma español.

Debemos acostumbrarnos los españoles a que cuando tengamos delante a alguien que sepa más que nosotros, en lugar de sentir envidia, le preguntemos cosas que sirvan para ensanchar nuestro conocimiento y no estar expectantes para cogerle en un renuncio./