Sissi sale del laboratorio

Existía una cierta expectación por ver y escuchar a Sissi. Este grupo, que se presentaba el jueves en el Sol, es uno de los que han nacido en el seno de la nueva ola madrileña y que busca desesperadamente la credibilidad que la grabación y lanzamiento de su primer elepé hacían cuestionable. Así, de entrada, se puede decir que la imagen del grupo no es demasiado esplendorosa. El guitarra Joe Borsani parece un osito bueno de dibujos animados (Colargol teñido de naranja probablemente), y sus compañeros se reparten entre el punk moreno del bajo y la rubicundez platinada del otro guitarra. Eso, la presencia. Segunda cuestión: el sonido. Bastante bueno para lo que estamos acostumbrados, y no sólo porque el equipo " fuera decente, sino porque el grupo sabía hacerlo sonar, hecho este que, al parecer, no está todavía al alcance de cualquiera. Otra cuestión es si con ese buen sonido y esa extraña imagen el grupo funciona. En primer lugar, sus canciones no son nada del otro mundo, excesivamente lineales y previsibles tanto en arreglos como en composición. En segundo, las voces no acababan de fundirse con las bases instrumentales. Finalmente, y como colofón, puede decirse que Sissi es un grupo que no engaña, que puede ofrecer un trabajo medio digno y que finalmente resulta bastante aburrido.Por la noche, y en el Escalón, tocaron Ruby y Los Casinos, o lo que es igual, la mujer de Borsani y sus amigos. No estuvieron ni muy bien ni muy mal, pero ella tiene la imagen que le faltaba a su pariente en el Sol.