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Marruecos apresa a veintiún barcos españoles una semana después de la firma de un acuerdo transitorio de pesca

Veintiún pesqueros españoles fueron detenidos ayer por la mañana por guardacostas de la Marina de guerra marroquí, cuando faenaban a la altura del puerto de Kenitra, acusados de pescar en aguas prohibidas y «para verificación de licencias de pesca».Dieciocho de estos pesqueros se encuentran ya en el puerto de Casablanca, en donde ayer no pudieron ser contactados por encontrarse aún en la zona militar del puerto, en donde permanecerán hasta que la Marina haya completado las diligencias pertinentes en estos casos. Dos de los barcos, que en su mayoría parecen ser pequeñas embarcaciones no pudieron llegar a Casablanca por «razones técnicas».

Estas detenciones, que tienen lugar a la semana escasa de firmado in extremis el acuerdo que prorroga, por otros tres meses, el convenio transitorio de pesca hispano-marroquí, pudieran ser más bien políticas y reflejar una reacción primaria de las autoridades de Marruecos ante el firme rechazo de la prensa española de las recientes acusaciones del rey Hassan II a España en relación con el Sahara. La pesca, una vez más, vuelve a confirmar ser un perfecto talón de Aquiles español. Lo verdaderamente dramático en este caso como en otros ocurridos a lo largo del año pasado, y en lo cual quizá el Gobierno español peca de complacencia hacia un sector de la economía española como el pesquero, es que, efectivamente, Marruecos, en estos casos, parece proceder dentro de una legalidad aplicada efectivamente contra usos y costumbres, pero legalidad al fin y al cabo.

Las relaciones hispano-marroquíes, que están, probablemente, llamadas a conocer momentos más difíciles por motivos mucho más importantes, como el de Ceuta y Melilla, por ejemplo, se encuentran hoy por hoy prisioneras de la infracción de cualquier pesquero español o del exceso de celo de los guardacostas marroquíes.

La atención discreta con que en Rabat se han seguido las conversaciones de Marcelino Oreja con su colega británico, lord Carrington, en Lisboa; las posturas claras a este respecto tanto del rey Hassan II como de los máximos responsables marroquíes de suscitar el contencioso de Ceuta y Melilla, «al día siguiente después de que España haya solucionado el problema de Gibraltar», debieran sugerir que el Gobierno español puede y debe enfrentar esa perspectiva con las manos totalmente libres, en particular de ataduras del tipo de la mencionada.

Los pesqueros apresados ayer pertenecen a los puertos de Algeciras, Málaga, El Puerto de Santa María y Tarifa, según informa la agencia Efe.

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Parece comprobado que cinco pesqueros con base en Algeciras son menos de cien toneladas, y se trata de los barcos Hermanos Torre, Joaquín Mateos, Monte Mongol, Paquito Moreno y Alonso Cazorla, todos ellos dedicados a la pesca de arrastre.

Desde comienzos del presente año, el incidente más notable en el contencioso pesquero hispano-marroquí lo constituyó el ametrallamiento del destructor español Almirante Ferrándiz por un cazabombardero marroquí Mirage, el 17 de enero, cuando el buque acudía en auxilio de un pesquero español que había lanzado un SOS en el momento en que patrulleras marroquíes le secuestraban las capturas.

Pocas fechas después fueron apresados cuatro pesqueros canarios, sin justificación aparente y con las licencias en regla.

A primeros del pasado mes de febrero, el periódico Al Alam, órgano del partido Istiqlal marroquí, acusó a los pescadores españoles de estar en connivencia con el Frente Polisario.

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