Tensa calma en la Universidad de Argel

Tras 48 horas de agitación y continuas manifestaciones en los paraninfos y las terrazas de la Universidad de Argel, ésta recuperó ayer una calma aparente mientras los estudiantes de origen kabilio tratan de ampliar el movimiento de protesta a otras universidades del país. Las autoridades han reaccionado de nuevo a través de una nota informativa en la que, reconociendo la legitimidad de las reivindicaciones, llaman a los estudiantes a deponer su actitud y utilizar las «vías democráticas» para exponer sus quejas y lograr satisfacción de éstas.Las facultades de Letras y Economía de la capital argelina permanecieron ayer en completa calma, sólo alterada por algunas discusiones entre estudiantes de origen berébere, a propósito del establecimiento de un «pliego de reivindicaciones», en el que se expone la necesidad de constituir un «sindicato nacional» que represente sus intereses.

Los efectivos de policía que durante dos días permanecieron estacionados en el centro de la capital desaparecieron ayer en su totalidad, gesto este que aquí se interpreta como el deseo de las autoridades de mostrar su buena disposición al diálogo con los manifestantes.

La agencia oficial de prensa argelina desmintió, por su parte, los rumores que habían corrido ayer sobre la muerte de un estudiante, como consecuencia del apaleamiento que habría sufrido a manos de la policía. Los propios estudiantes de la facultad de Letras reconocieron que desconocían tal hecho y señalaron, por el contrario, que, con excepción de un grupo de dos docenas de personas, todos los detenidos en el curso de la manifestación efectuada el pasado lunes, ya han sido puestos en libertad.

Los medios informativos argelinos reprodujeron ayer una serie de mensajes de «adhesión a la dirección política», en los que se denuncian las maniobras reaccionarias dirigidas por el exterior», mientras la citada agencia, tras reconocer la «necesidad» de que el patrimonio cultural berébere sea protegido por el Gobierno, estima deplorable que las reivindicaciones de los estudiantes hayan sido objeto de una «manipulación sórdida», por lo que califica de «enemigos de la Revolución» que, en su opinión, estarían «explotando los sentimientos patrióticos sinceros de numerosos jóvenes».