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El Papa celebró la Pascua en San Pedro ante 300.000 personas

Juan Arias

Juan Pablo II celebró la Pascua de Resurrección con más de 300.000 personas que abarrotaban la plaza de San Pedro en una mañana soleada de primavera romana: «Todos vosotros que anunciáis la muerte de Dios e intentáis expulsar a Dios del mundo humano», dijo en un cierto momento el papa Wojtyla durante su mensaje pascual dirigido a todo el mundo, «deteneos y pensad que la muerte de Dios puede arrastrar fatalmente a la muerte del hombre.»

Lógicamente, el Papa, en un discurso transmitido en mundovisión como toda la ceremonia, y por primera vez a varios países africanos, no se dirigió a los peregrinos y turistas presentes, sobre todo cuando dijo casi gritando en perfecto italiano, con acento polaco: «No rechacéis a Cristo vosotros que estáis construyendo el mundo. No rechazadlo, sobre todo, vosotros que de cualquier modo o en cualquier sector, construís el mundo de hoy y de mañana: el mundo de la cultura y de la ciencia, de la política, de la información; vosotros que construís el mundo de la paz o de la guerra, el mundo del orden o del terror. No rechacéis a Cristo. El es la piedra angular de la historia. »«Que no lo rechace ningún hombre», añadió el Papa, «porque cada uno es responsable de su destino, constructor o destructor de su existencia.» Juan Pablo II se refirió a cuantos conocen a Cristo y su esperanza, pero también «a cuantos aún no lo conocen», porque dijo, «Cristo, peregrino con nosotros por los senderos de la historia, no cesa de ser el hermano de todos los hombres en cualquier época y en cualquier momento».

«La cruz y la resurrección», acabó diciendo el papa Wojtyla ante los gritos de aquella marea humana, que lo aplaudía con furor, «son más poderosos que la debilidad de cualquier división humana.» Al final de la ceremonia se presentó en la plaza de San Pedro la manifestación organizada por el Partido Radical, «a favor de los millones de seres humanos que hoy mueren de hambre en el mundo».

Manifestación del Partido Radical

«Nuestra presencia en San Pedro», dijeron los radicales, «no es religiosa. Es estrictamente seglar. Pero hemos querido unimos a una manifestación de fe universal en la vida contra la muerte y para forzar a la institución Iglesia a tomar conciencia también ella de la gravedad del problema del hambre en el mundo, que siega más vidas que las guerras.»Sin embargo se llevaron una pequeña desilusión, porque el Papa en su discurso no dedicó ni una palabra a este problema. En el Vaticano aseguran que Juan Pablo Il lo hizo Para evitar posibles críticas de instrumentalización política, ya que los radicales no son un movimiento, sino un verdadero partido político presente en el Parlamento. Una palabra del Papa a favor de su campaña podría haber significado un espaldarazo a un partido mirado con no demasiados buenos ojos por la Iglesia oficial, porque ha sido el gran defensor del divorcio y del aborto en Italia.

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