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Hoy se decide en Madrid el futuro de la COAG, primera fuerza sindical del campo

El futuro de la fuerza campesina con mayor capacidad de movilización, Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), en cuanto al equilibrio de fuerzas políticas con representación en su seno, puede quedar definido en la primera asamblea que la organización celebra desde su constitución, el 14 de noviembre de 1976. Coincidiendo con la asamblea de la COAG -medios socialistas afirman que la coincidencia ha sido forzada por el aparato técnico de la Coordinadora-, también durante este fin de semana se reúne en Madrid parte de la ejecutiva del PSOE con técnicos agrarios del partido para establecer la política sindical socialista en el campo.

En cuanto a la política sindical del PSOE en el sector agrario, del que en la actualidad se ha mantenido forzosamente alejado, salvo la reducida y mediatizada representación de la Federación de Trabajadores de la Tierra (FTT, integrada en la UGT), parece ser intención del primer partido de la oposición diversificar el apoyo que en la actualidad presta a la referida Federación para dedicar una mayor atención a la COAG. Esta estrategia parte de la base de que la Coordinadora es una organización autónoma, en la que la independencia de que hace gale el hombre del campo se lleva a sus mayores consecuencias, lo que sitúa en la actualidad a la COAG al margen de presencias hegemónicas por parte de cualquier formación política. Según medios socialistas, en el partido preocupa la poca efectividad hasta ahora demostrada por la FTT. De hecho, su vida lánguida tan sólo permite a esta fuerza sindical estar, presente en la actividad política del sector agrario a nivel de reuniones en Madrid. «Cuando se trata de movilizar el campo, como ocurrió con la guerra de los tractores, por ejemplo, la FTT es incapaz de sacar a la carretera un sólo tractor», señalan medios socialistas.De otra parte, en la actualidad la FTT se encuentra sin liderazgo, una vez que fuera cesado su secretario general, Angel Fernández, al que se le acusó de estar desconectado de las bases de la Federación en el Sur y Extremadura, zonas de influencia de esta organización. La dirección de la FTT está en manos de una comisión gestora, a la espera del congreso en el que habrá de remodelarse la actuación futura que en el campo sindical y político deberá desarrollar la única representación obrera del primer partido de la oposición en el campo.

Respecto al próximo congreso de la FTT, el propio Nicolás Redondo, secretario general de UGT, ha reconocido a EL PAÍS la contradicción interna en la que se encuentra una organización sindical como la FTT, dirigida, casi en exclusiva al asalariado del campo y desatendiendo, por tanto, la gran masa de pequeños propietarios existentes en el agro español. Según Redondo, el PSOE ya se ha reunido con la FTT para estudiar juntos lo que más conviene a la organización sindical y, al parecer, se habría decidido abrir las puertas de la Federación a los pequeños y medianos propietarios, con el fin de ampliar la presencia y efectividad de estas siglas.

No obstante, esta decisión, que seria aprobada en el próximo congreso de la FTT, se encuentra pendiente del resultado del congreso que la confederación ugetista celebrará en Madrid el próximo fin de semana y en el que habrá de ventilarse el futuro de la UGT, sometida en la actualidad al debate interno de mantenerse como sindicato puramente socialista, o buscar la afiliación, en un auténtico sindicato de masas, de trabajadores procedentes de otras esferas políticas.

Si la corriente que lograra imponerse en el congreso de la UGT fuera, como parece lo más probable, la partidaria de transformar al sindicato socialista en la primera fuerza del país, con inclusión de profesionales, mandos intermedios y, en general, trabajadores que superen el limitado marco del asalariado, la opción aperturista de la FTT estaría asegurada.

En cualquier caso, el PSOE parece decidido a entrar en el tema sindical del campo, consciente de que sus 121 votos en el Congreso constituyen un buen reclamo que, si es manejado con la necesaria sensibilidad para no lesionar los intereses independentistas y autonómicos de las Uniones de Agricultores y Ganaderos que se integran en la COAG, pueden encontrar acogida en lo que constituye: la primera fuerza campesina, con capacidad de movilización y suficiente atractivo electoralista como para ser la tentación de cualquier partido político.

Una última consideración socialista que abunda en la decisión política de diversificar su apoyo desde la exclusividad de la FTT hacia una mayor atención de la COAG señala que en la actualidad carece de sentido mantener el predominio obrerista en las filas de la FTT. «Los jornaleros, por su carácter eventual, carecen de conciencia de clase, referida ésta al sector agrario. Como trabajador, por supuesto, tiene conciencia de su situación, pero su objetivo de clase es dejar de pertenecer a la clase que pertenece. » De hecho, el jornalero agrícola se mueve a caballo de los sectores agrícola y servicios, con presencia temporal también en la construcción.

La COAG como tentación

Por lo que se refiere a la primera asamblea que celebra la COAG desde su constitución, en palabras del máximo exponente de su equipo técnico en Madrid, Alicia Langreo, ingeniera agrónoma militante del PCE, se trata de «dar legitimidad a lo que ya existe ».Esta tesis, sin embargo, choca con los planteamientos socialistas, que insisten en el carácter autónomo del movimiento de base que realmente constituye la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos.

La COAG nació como un movimiento de base que en su origen pretendió ser unitario, con las contradicciones que acarrea en sindicalismo el unitarismo, por cuanto se corre el peligro de perder el contacto con la realidad y, falto de orientación ideológica, convertirse en el objetivo de manipulaciones políticas.

Dentro del Partido Comunista existirían en la actualidad dos diferentes tendencias respecto a la presencia del partido en el seno de la COAG. Una de ellas trataría de hacer de la organización un movimiento unitario con un órgano de dirección (permanente) en el que se, reconociera la incompatibilidad de cargo sindical y cargo político. La tendencia conocida como dura dentro del PCE perseguiría, sin más, el control de la COAG.

La elección de la nueva permanente que habrá de salir de la primera asamblea dirá qué tendencia ha predominado sobre la otra, si es que el aparato burocrático de la COAG, que centraliza sus efectivos en Madrid y sirve de enlace al resto de la organización, consigue imponer un desarrollo de la asamblea afín a sus intereses.

En este sentido, algunas uniones de agricultores y ganaderos han expresado su protesta por lo precipitado de la convocatoria, por cuanto consideran que no han dispuesto del tiempo necesario para debatir los temas a tratar en la asamblea. Tal sería el caso de la UAGA de Aragón, que discutía el pasado viernes si acudiría o no a Madrid.

En cualquier caso, tanto si el PCE consigue sacar adelante sus planteamientos, como si el apoyo que previsiblernente el PSOE decidirá en sus jornadas se traduce en alguna forma de control socialista de la COAG, la espontaneidad que anima a este movimiento campesino habrá desaparecido, con lo que la primera organización sindical agraria del país será colocada en el centro de atención de cualquier intento de manipulación política, como de hecho ocurre en la actualidad, incluso por parte del partido del Gobierno.

En efecto, la política negociadora del ministro de Agricultura ha dotado de protagonismo o le ha restado presencia en temas de tanto interés como la negociación de precios agrarios, según conviniera en cada ocasión a los intereses de UCD.

La falta de elecciones sindicales en el campo, único sector, junto con la Administración, que ha quedado al margen de los primeros y únicos comicios celebrados de manera democrática en el terreno sindical después de la muerte de Franco, pone de manifiesto las contradicciones internas de las organizaciones sindicales agrarias.

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