La clave del futuro Parlamento catalán pasa por el entendimiento entre Convergencia y Esquerra
La ejecutiva del PSC-PSOE decidió anoche no pactar con el partido de Jordi Pujol y convertirse así en el primer partido de la oposición catalana. El líder socialista Joan Reventós se entrevistó ayer con el presidente Tarradellas y con Heribert Barrera. Además de la ejecutiva socialista, se reunió también ayer el comité ejecutivo de Convergencia. Aunque todavía no es previsible la política de alianzas que se decantará, parece que se producirá un necesario acercamiento entre CDC y Esquerra Republicana de Cataluña.
Los principales dirigentes políticos catalanes coincidían en señalar que la pelota está en el tejado. La realidad, según las fuentes más responsables, es mucho más imprecisa que algunos comentarios periodísticos de la prensa local, que, por interés político o por precipitación, creen adivinar ya lo que de hecho los propios políticos ignoran: qué pactos permitirán elegir al presidente catalán y configurar el primer Gobierno plenamente autónomo.Los cambios de situación experimentados el pasado fin de semana, según todas las fuentes, se presentan de la siguiente manera. Por un lado, fuertes presiones sobre Tarradellas para que ponga fin a la sorprendente actitud de oposición a la política de Pujol que el presidente provisional expuso pocas horas después de conocer el triunfo electoral de aquél. Estas presiones vendrían tanto de sectores económicos catalanes como del propio Gobierno central.
«La actitud de Tarradellas respecto a Pujol no es la misma hoy, lunes, que los pasados viernes y sábado», manifestó a este diario un muy directo colaborador de Tarradellas. Por ello, las temidas presiones de Tarradellas sobre ERC para evitar un acuerdo de este partido con Pujol parecían estar alejándose. De este modo, la clave pasa por el entendimiento entre ERC y CDC.
Tanto Pujol como Heribert Barrera desearían que su pacto en ciernes estuviera abierto a los socialistas y, en cambio, no lo fuese a la UCD. Barrera ya se pronunció explícitamente en este sentido en términos de extrema modestia: «ERC cree», manifestó Barrera a Radio Nacional, «que la mejor combinación para formar Gobierno en Cataluña sería la formada por CDC y el PSC-PSOE gobernando juntos, con nosotros o sin nosotros.»
Pero, según fuentes muy directas, Barrera no permitiría que ello implicase la participación de UCD en el Gobierno catalán. Esta exclusión, según fuentes del partido de Pujol, no representaría una dificultad insalvable. El juego de prestaciones y contraprestaciones sería éste: en Cataluña, UCD apoyaría parlamentaria a CDC y ERC, y, a cambio, la Minoría Catalana apoyaría a UCD en el Parlamento estatal. En Cataluña, UCD quedaría en el sottogoverno, e idéntica posición ocuparía la Minoría Catalana en el Gobierno central.
Los socialistas no pactarán
La decisión adoptada anoche por la ejecutiva del PSC-PSOE, según anticipó a EL PAIS su portavoz oficial, Salvador Clotas, antes de que se difundiera un extenso comunicado explicativo, consiste en no pactar con Convergencia, lo cual contraría los deseos de Jordi Pujol.Pujol posee fuertes razones para desear la presencia socialista en el Gobierno de la Generalidad. En primer lugar, la imprevisibilidad de ERC, que además siempre podrá ser influenciada por Tarradellas. Pero, asimismo, juegan también elementos políticos más serios, como son el hecho que ERC defienda desde siempre la revisión del Estatuto de Autonomía, lo cual pone los pelos de punta a los dirigentes de CDC. Otro elemento de primer orden es el nulo apoyo sindical con que cuentan Pujol y Barrera. Una presencia socialista cubriría esa grave deficiencia originaria.
«Si la decisión dependiese de Pujol», afirmó un colaborador directo de éste, «los socialistas estarían en el Gobierno de la Generalidad. Pero como, lógicamente, esto no depende de Pujol, sino de los propios socialistas, lo más probable es que estos últimos estén ausentes.» Otras altas fuentes de CEIC fueron más lejos y fueron más optimistas: «El acuerdo pasa por los socialistas, y ese acuerdo se dará.»
En cambio, todas las fuentes socialistas fueron tajantes y coincidían en preferir estar ausentes del Gobierno catalán. A esta opción política no parecía preocuparle que esta ausencia implicara una retirada del apoyo de CDC al alcalde de Barcelona y, por tanto, cambios en el cartapacio municipal. Consideraban que en manos socialistas quedaban cartas tan importantes como la Diputación de Barcelona, respecto a la cual, la Generalidad puede quedar en una situación tan patética que admita la comparación con la propia de un realquilado, ya que incluso el edificio de la Generalidad y todas sus dependencias son de la Diputación.
PSUC: "O en el Gobierno, o en la oposición"
La primera reacción clara y oficial al problema de las alianzas ha sido la de los comunistas catalanes del PSUC. El comité central de dicho partido, reunido todo el pasado fin de semana, concluyó tajantemente en su comunicado público: «El PSUC define claramente su posición que sintetiza en la fórmula: o en el Gobierno o en la oposición. El PSUC no apoyará ningún Gobierno en el cual no esté presente y cuyo programa no haya aprobado. En tal caso, la política del PSUC será de nítida oposición.» En otras palabras, nada de apoyo parlamentario, nada de sottogoverno, sino una presencia directa en el Gobierno catalán, es lo que reclama el PSUC.Al presentar su comunicado, los dirigentes del PSUC hicieron un cálido elogio de las recientes manifestaciones de Tarradellas en favor de un Gobierno de unidad. «Hemos valorado estas declaraciones muy positivamente », afirmaron los dirigentes comunistas. Estos atacaron a Pujol y su deseo de no pactar con los comunistas. «Es una actitud», dice el comunicado comunista Citando a Pujol, «que antepone los intereses de clase a los intereses de Cataluña. Es, por tanto, una actitud antinacional.» Todo ello representa un cambio de 180 grados, ya que durante años -en los últimos del franquismo y los primeros de la democracia- lo habitual fue el apoyo comunista a Pujol y las críticas comunistas a Tarradellas.
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