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Figuras en movimiento, principal innovación en las fallas que hoy serán quemadas

Esta noche, la quema de seiscientas fallas, grandes y pequeñas, transformará la ciudad de Valencia en una gran hoguera y se pondrá punto final a las fiestas. Este año, el trabajo de los artesanos ha superado su tradicional simplicidad técnica y por primera vez en la historia de las fallas se incorporan a las mismas figuras en movimiento. En el aspecto organizativo cabe señalar que, también por primera vez, la fallera mayor de la ciudad resultó elegida por votación popular, por lo que se acabó con el monopolio que de la distinción festiva tenían las hijas de los más ilustres apellidos valencianos y nacionales. Mas no acaba aquí el número de innovaciones ya que, frente al tradicional indulto popular para un ninot, este ano presiones diplomáticas han llevado a salvar de la quema al imán Jomeini. Por muy distinta razón, se salvará de la destrucción por el fuego la figura del doctor Rodríguez de la Fuente.

Desde hoy, las fallas tienen movimiento e incluso banda de sonido. La antigua presencia estática de los personajes de cartón (ninots) se transformó en figuras animadas que además han renunciado a su escenario fijo sobre una plataforma para conquistar las viviendas más próximas. Después de la sorpresa provocada por la falla de la plaza de Na Jordana, obra del ar tista Vicente Aguleiro, que mereció los máximos premios del jurado calificador, sólo queda que en los próximos años los ninots también anden y hablen. «Se trata de que las fallas sean cada día más ingeniosas», comenta su presidente. «Si hemos conseguido que se muevan puede que mañana les hagamos caminar.»El monumento encajado en la encrucijada de una de las plazas más pequeñas del barrio del Carmen representa la democracia española vestida de gran dama del siglo XVI que contempla a sus pies, desde un. columpio, los juegos de famosos personajes de la vida nacional e internacional, incluso municipal. Bajo sus faldas, el papa Clemente, el sha de Persia, Carter Fidel Castro y Brejnev dan vueltas subidos sobre la fauna del tiovivo, que sigue el ritmo de una música circense y «felliniana».

El alcalde de Valencia, Ricardo Pérez Casado, anduvo inquieto la víspera de la «planta» de esta falla. La comisión fallera le había pedido autorización para colocar su figura. Aunque se trata de un edil de izquierda acostumbrado a encajar ironías, el carácter inusual de esta elección preocupaba por si trivializaba su imagen pública. Pero, por el contrario, su respuesta afirmativa permitió romper con las trabas impuestas a las fallas en las últimas décadas, en que fue secuestrada la crítica contra personajes de la vida local, y formar parte del equipo de trepadores de una cucaña autonómica.

Desde un balcón de la plaza, un robot enchaquetado moja su escoba en un cubo con jabón y embadurna el tramo final de la cucaña, que representa las vías autonómicas del 15 y 143. El tronco de madera enjabonado hace resbalar al equipo de políticos valencianos que quieren llegar a la autonomía. La identidad del personaje mecanizado no ha sido desvelada por los falleros de Na Jordana, que también mantienen un silencio forzoso sobre el ninot del tío vivo, con babuchas, cuya cabeza está cubierta por un saco.

El origen de este enmascaramiento procede de las presiones oficiosas ejercidas por grupos iraníes, que no han visto con buenos ojos la quema de su ayatollah Jomeini por su significación religiosa. Para evitar incidencias diplomáticas, el líder de la revolución islámica se ha salvado del fuego sentando el precedente de que no todos los personajes de la actualidad pueden ser combustible de las fallas.

La innovación técnica de las fallas de 1980 coinciden con la democratización de sus estructuras organizativas y su independencia del sistema que las vincula al Ayuntamiento. La elección de fallera mayor se había utilizado por las corporaciones franquistas como símbolo de prestigio entre las familias de la ciudad con apellidos de raigambre, y en algunas ocasiones para estrechar vínculos políticos con el Gobierno de Madrid. Este año, María del Carmen Dolz, primera fallera mayor democrática, no es hija de ministro ni del presidente del Gobierno. Llegó a p esta representación por el fallo de un jurado surgido de las comisiones falleras, que la eligieron por unanimidad entre las falleras que integran la corte de honor de la ciudad.

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El Ayuntamiento insiste en devolver la organización de la fiesta a sus barrios después de encontrarse durante largos años sometida a la manipulación política de la Corporación, y en este sentido comenzó a dar el gran paso desligándose de la elección de fallera mayor. El concejal de fiestas, Enrique- Real, señaló que «el Ayuntamiento no ha de marchar por delante de las fallas de forma paternalista y dirigista. Hay que delimitar las funciones, y en este sentido, las fallas no las hace el Ayuntamiento, sino los falleros, que decidirán el futuro de la fiesta. El Ayuntamiento, sea de derechas o de izquierdas, no tiene por qué imponer su política».

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