_
_
_
_

Don Juan Carlos y doña Sofía recibieron a la colonia española residente en Copenhague

Gran parte de las seiscientas personas que forman la comunidad española de Copenhague saludaron personalmente a don Juan Carlos y doña Sofía y conversaron largamente con ellos en el curso de una recepción celebrada en la embajada de España en la tarde de ayer, segundo día de la visita real a Dinamarca, de donde hoy saldrán los soberanos españoles hacia Holanda. La importancia diplomática del viaje real, que concluye hoy con la visita al Parlamento danés, al margen del interés general de todo, viaje de Estado, no parece muy sobresaliente, a juzgar por la declaración hecha por el ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, sobre sus conversaciones con su colega Kjeld Olesen, y con el primer ministro danés, Anker Joergensen.

Más información
Los Reyes inician hoy su visita a los Países Bajos

El señor Oreja dio cuenta de la información que suministró al primer ministro danés sobre la Conferencia de Seguridad a celebrar en Madrid, la posición española sobre Oriente Próximo, la invasión de Afganistán y los Juegos Olímpicos, así como sobre la presencia española en América Latina. Preguntado por EL PAIS sobre la posición danesa respecto a estas cuestiones, el señor Oreja se disculpó por no poder informar sobre las posiciones danesas sin ponerse de acuerdo con sus interlocutores Aseguró en todo caso que existe «una coincidencia sustancial de fondo» sobre los temas abordadosEn cuanto a las relaciones bilaterales, el ministro español de Asuntos Exteriores aludió a la renegociación del acuerdo de Seguridad, como consecuencia de la ampliación del Mercado Común y declaró que no existen problemas entre España y Dinamarca. El optimismo del señor Oreja fue en parte contradicho por algunos emigrantes, que denunciaron a EL PAIS la ausencia de reciprocidad laboral y la falta de un convenio educativo que permita convalidar en Dinamarca los estudios realizados en España. Una carta suscrita por las organizaciones de UGT y CCOO y de los partidos PSOE y PCE radicadas en Dinamarca ampliaba estos problemas a una serie de diez puntos, entre los que destaca la solicitud urgente de un congreso de la emigración, con delegados elegidos democráticamente por los emigrantes y participación de las centrales sindicales y partidos políticos españoles.

Preguntado por la veracidad de las presiones españolas para que el Rey de España fuera ovacionado a su paso por las calles de Copenhague, Marcelino Oreja desmintió enérgicamente la noticia y destacó su aparición aislada en un solo periódico, que no es precisamente un gran rotativo. Al parecer, se refería al sensacionalista Ekstrabladet, que publicaba ayer a cuatro columnas: «Juan Carlos pide ser ovacionado.» El señor Oreja destacó que don Juan Carlos será el primer jefe de Estado que visitará hoy el Parlamento danés, por iniciativa de esta institución. «En los países democráticos, son los parlamentos los que recogen el sentir popular, y no determinados periódicos», apostilló el ministro español con un punto de indignación.

Durante la recepción a los miembros de la comunidad española, don Juan Carlos y doña Sofía, acompañados por el embajador español en Copenhague, José Manuel de Abaroa, saludaron uno a uno -alguno se puso en la cola dos veces- a los emigrantes, con muchos de los cuales el Rey se detuvo a conversar unos instantes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Jornada de los Reyes

La segunda jornada de los Reyes de España en Dinamarca la iniciaron por separado ambos Monarcas. Don Juan Carlos, con uniforme de almirante de Marina y acompañado del príncipe Henrik, embarcó en Helsingor a bordo de la corbeta Niels Juel, poco antes de las nueve y media de la mañana. Durante la travesía hasta Copenhague, la corbeta pasó junto al castillo de Kronborg -en el que Willian Shakespeare situó la acción de Hamlet-, desde donde se produjeron las salvas de saludo. Durante el trayecto, el Rey conversó en francés con el príncipe Henrik y departió con el grupo de periodistas que les acompañaban. En Langelinie, muy cerca ya de Copenhague, don Juan Carlos y el príncipe Henrik desembarcaron, mientras una banda de la Marina interpretaba marchas militares. Un centenar escaso de personas aguardaban la llegada. Una mujer dio «vivas» al Rey. La comitiva real siguió en automóvil hasta Copenhague. Mientras tanto, la reina Sofía, ,acompañada de Margarita de Dinamarca, visitó un centro escolar en el que 37 niños, deficientes mentales, reciben enseñanza. Las reinas se reunieron después con sus esposos y ambas parejas reales visitaron las colecciones de joyas y obras de arte de la Casa Real de Dinamarca, en el palacio de Roserborg. Varias decenas de niños aguardaban a la comitiva real, con banderas de ambos países, y unos dos centenares de adultos aguardaron también, durante casi una hora, la llegada de Sus Majestades. El frío era intenso: tres grados bajo cero.

Del palacio de Rosenborg, los Reyes de España y de Dinamarca se dirigieron en sendas carrozas -en una iban don Juan Carlos y doña Margarita, y en la otra, doña Sofía y el príncipe Henrik- al Ayuntamiento, en medio de un vistoso cortejo de la guardia de húsares, a caballo. Aunque el frío climatológico y psicológico de los daneses no es propicio para «calurosas aclamaciones», el público situado a ambos lados del recorrido contempló con interés y simpatía el paso de la comitiva real, saludando con la mano en muchas ocasiones a las dos parejas reales.

Don Juan Carlos califica a Copenhague de "capital modélica"

Llegados al Ayuntamiento, don Juan Carlos y doña Sofía saludaron a Ingrid, la reina madre, a su hija Benedicta, hermana de la reina Margarita, y a otros miembros de la familia real. Asimismo saludaron al primer ministro, el socialdemócrata Anger Joergensen (que gobierna en Dinamarca con el respaldo parlamentario de 69 escaños de su partido, en un Parlamento que cuenta con 175 miembros); al ministro de Negocios Extranjeros, Kjeld Olesen, y al Ayuntamiento de Copenhague. El Rey de España pronunció en inglés unas palabras de agradecimiento dirigidas a la alcaldesa, a quien elogió la capacidad de resolución de problemas como el tráfico y la contaminación, que ha hecho de Copenhague -dijo don Juan Carlos- «una capital modélica».El resto de la jornada se consumió en un almuerzo privado en el palacio de Amalienborg, la recepción a la comunidad española de la que ya informamos al comienzo de esta crónica y la cena ofrecida por los Reyes de España a la pareja real danesa, seguida de un concierto de guitarra.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_